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Juan Castro
Ver galería >Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
JUAN CASTRO
Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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Isabel García pasó buena parte de su vida arraigada a la tierra, entre La Aldea y Veneguera, donde nació y luego se crió y maduró, y siempre estuvo vinculada a un sector primario moganero que permitió que su familia saliese adelante en años de dificultades. Cuidó cabras, plantó tomateros, plataneras y hasta berenjenas y hoy, ya retirada desde hace muchos años, a sus 87 inviernos sigue hincando la rodilla para arrancar las malas hierbas en la finca de su hija. «Ojalá mis piernas me ayudasen para andar esas laderas y ayudar más en las fincas», sostiene. Esta aldeana de nacimiento pero moganera de corazón es una de las siete vecinas reconocidas por el Ayuntamiento de Mogán para conmemorar el Día de la Mujer Rural.
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