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Juan Carlos Castro
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Con lágrimas de alegría y emoción. Esther Pérez, Pilar Martín y Carmen Rubio, las hermanas de la comunidad Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia que desde hace más de 40 años se encargan de custodiar y conservar la ermita de Santa Águeda, en San Bartolomé de Tirajana, no fueron capaces de ocultar la ilusión que les ha hecho poder reabrir al culto este pequeño templo enclavado en una cueva con vistas a la bahía.
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Con lágrimas de alegría y emoción. Esther Pérez, Pilar Martín y Carmen Rubio, las hermanas de la comunidad Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia que desde hace más de 40 años se encargan de custodiar y conservar la ermita de Santa Águeda, en San Bartolomé de Tirajana, no fueron capaces de ocultar la ilusión que les ha hecho poder reabrir al culto este pequeño templo enclavado en una cueva con vistas a la bahía.
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