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Juan Carlos Castro
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Obligados a vivir con las ventanas cerradas, temiendo a que los bloques cedan por los daños ocasionados por las constantes inundaciones de aguas fecales y sufriendo el malestar físico por el mal olor. Así viven los vecinos del número 10 de la calle Alejo Capentier de Las Remudas, en Telde, desde hace semanas, aunque advierten de que es una situación que afecta a toda la urbanización.
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Obligados a vivir con las ventanas cerradas, temiendo a que los bloques cedan por los daños ocasionados por las constantes inundaciones de aguas fecales y sufriendo el malestar físico por el mal olor. Así viven los vecinos del número 10 de la calle Alejo Capentier de Las Remudas, en Telde, desde hace semanas, aunque advierten de que es una situación que afecta a toda la urbanización.
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Obligados a vivir con las ventanas cerradas, temiendo a que los bloques cedan por los daños ocasionados por las constantes inundaciones de aguas fecales y sufriendo el malestar físico por el mal olor. Así viven los vecinos del número 10 de la calle Alejo Capentier de Las Remudas, en Telde, desde hace semanas, aunque advierten de que es una situación que afecta a toda la urbanización.
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Obligados a vivir con las ventanas cerradas, temiendo a que los bloques cedan por los daños ocasionados por las constantes inundaciones de aguas fecales y sufriendo el malestar físico por el mal olor. Así viven los vecinos del número 10 de la calle Alejo Capentier de Las Remudas, en Telde, desde hace semanas, aunque advierten de que es una situación que afecta a toda la urbanización.
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