Ver más galerías relacionadas
JC GUERRA
Ver galería >Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
JC Guerra
Manolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasManolita, Juan Santana y Teresa Bolaños, Antoñita la bordadora o Antoñito el de la garapiñadas son nombres que han quedado en el recuerdo. Todos ellos vivieron en el número 19 de la calle Domingo J. Navarro hace décadas. Tras su fachada, este edificio de 1896 guarda una realidad bien distinta de lo que era y es Triana, lejos de la opulencia de grandes casonas y palacetes situados en otros puntos del barrio. Al final de un largo pasillo existen, cobijadas por el propio edificio y por el número 17 de la misma calle, hasta seis cuarterías donde las familias que allí habitaron hasta hace no tanto -la última persona abandonó su casa en 2007- vivían ayudándose los unos a los otros, a pesar de la precariedad del lugar.