Ver más galerías relacionadas
José Carlos Guerra
Ver galería >La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
José Carlos Guerra
La obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasLa obra interminable para arreglar el muro de contención de la calle Cantabria, a mitad de la ladera de San José en Las Palmas de Gran Canaria, se ha tornado en un cuento de terror para los vecinos que han quedado aislados por el hundimiento de parte de la calle y llevan más de dos años envenenados y con el alma en un puño ante la posibilidad de que unas lluvias fuertes arramblen con sus casas, algunas de las cuales han quedado con parte de los cimientos al aire.