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Juan Castro
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El anunciado proyecto de un centro de interpretación está cogiendo polvo desde hace años en algún cajón, al igual que la campaña de exploración. Y lo último han sido unos desprendimientos, que obligaron desde octubre a cerrar el paso a la zona, y que no han hecho más que castigar a un Bien de Interés Cultual (BIC) declarado en 2009. La Montañeta, en Moya.
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El anunciado proyecto de un centro de interpretación está cogiendo polvo desde hace años en algún cajón, al igual que la campaña de exploración. Y lo último han sido unos desprendimientos, que obligaron desde octubre a cerrar el paso a la zona, y que no han hecho más que castigar a un Bien de Interés Cultual (BIC) declarado en 2009. La Montañeta, en Moya.
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El anunciado proyecto de un centro de interpretación está cogiendo polvo desde hace años en algún cajón, al igual que la campaña de exploración. Y lo último han sido unos desprendimientos, que obligaron desde octubre a cerrar el paso a la zona, y que no han hecho más que castigar a un Bien de Interés Cultual (BIC) declarado en 2009. La Montañeta, en Moya.
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El anunciado proyecto de un centro de interpretación está cogiendo polvo desde hace años en algún cajón, al igual que la campaña de exploración. Y lo último han sido unos desprendimientos, que obligaron desde octubre a cerrar el paso a la zona, y que no han hecho más que castigar a un Bien de Interés Cultual (BIC) declarado en 2009. La Montañeta, en Moya.
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El anunciado proyecto de un centro de interpretación está cogiendo polvo desde hace años en algún cajón, al igual que la campaña de exploración. Y lo último han sido unos desprendimientos, que obligaron desde octubre a cerrar el paso a la zona, y que no han hecho más que castigar a un Bien de Interés Cultual (BIC) declarado en 2009. La Montañeta, en Moya.
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