Tetir vivió ayer su día grande de san Andrés con la tradicional misa y procesión religiosa a la capilla de la montaña. La parranda de Triquivijate (Antigua) de Juan Peña con guitarra, timple, laúd y tambor amenizó la misa en la iglesia de la Vega, con cánticos y vivas al santo. A su término, se celebró la tradicional procesión de subida del santo hasta la ermita del valle de La Sargenta.

La peregrinación arrancó desde la Plaza de la Vega, entre fotos, vivas y aplausos de residentes y turistas. Algunos se sumaron a la expedición para acompañar al patrón hasta la capilla de la montaña.

El timplista y vecino del pueblo, Domingo Rodríguez 'El Colorao' amenizó la caminata acompañado del folclorista, Pancho González. El calor y el sol acompañaron durante la subida y un precioso manto verde y flores envolvió a los romeros por la Vega. Tras las últimas lluvias el campo mostró su cara más amable con una estampa casi invernal.

Los agricultores aseguraron que este año no cantarán las coplas que amenazan "con enriscar a San Andrés si no trae las lluvias", puesto que han llegado con adelanto y generosidad.

Los habitantes aseguran que en noviembre los labradores pedían agua al patrón para tener buenas cosechas y riqueza toda la temporada de invierno.

El santo permanecerá en la montaña de la Vega hasta mañana, que se festejará la tradicional romería de regreso, y que cumple dos décadas bajo la organización y dirección de la Agrupación Folclórica de Tetir.

Un evento que había perdido participación y que se rescató cumpliendo con la tradición campesina de subir y bajar al santo en procesión por el valle para pedir agua para el campo.

La romería que arrancará, mañana, a las 14.00 horas con una misa en la ermita para continuar con la bajada del santo a la iglesia de Tetir. Las familias acuden ataviadas con trajes típicos, y con carretas tiradas por burros, cargadas de productos de la tierra, e incluso con calderos de comida y carne a la brasa.

En las cestas no faltan las pellas de gofio, papas con mojo, queso majorero y tome, pan bizcochado, o rosquillas para alargar la jornada festiva hasta bien entrada la noche. Alimentos del campo o la mar como pejines, tomates, higos, tunos o castañas se recogían para la ocasión. Una romería que se ha consolidado con la participación de las familias que residen en los pueblos cercanos, y en la que triunfa la música de cuerdas, los bailes y el folclore canario.