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Historia

La Molina de Trapo de La Charca

Imagen de la estructura de la molina de La Charca antes de la restauración. La Provincia

En el místico y tradicional paisaje de Fuerteventura destacaban con gran elegancia hasta hace bien poco, dos construcciones singulares: los molinos y molinas de viento.

Hoy en día, y desgraciadamente, no podemos decir los mismo pues los aerogeneradores van invadiendo cada vez más toda la isla. Pero esta es otra historia.

Volvamos a estos elementos que forman parte de la historia de la isla, de nuestras vidas y de nuestra identidad. El paisaje majorero, austero, sobrio y de horizontes lejanos, se encuentra siempre salpicado por ellos.

El molino, de procedencia castellana, denominado en Fuerteventura como molino macho, está constituido por una estructura tronco cónica levantada en mampostería y elaborada con piedras y cuyas juntas de unión a suelen ser a veces   de barro y otras de cal y de arena. La maquinaria que sirve para la molturación se instala en la base del edificio y está constituida por dos piezas que reciben el nombre de canaleja y de tolva. En la segunda planta se encuentra la rueda dentada anclada a un eje horizontal inclinado. Todo ello se remata con una cubierta de madera de formato cónico. La orientación  de las aspas hacia el  viento dominante se lleva a cabo mediante un timón de madera que posibilita  el giro de 360 grados de la cubierta  de madera.

Por otra parte, la molina se introdujo en la isla a mediados del s. XIX y aunque su funcionamiento se parece mucho al anterior, la maquinaria es menos compleja, siendo su morfología más frecuente una pieza de planta rectangular con cubierta plana.

Tanto el molino como la molina son claves en nuestro acervo cultural; ambos fueron usado para constituir el principal alimento de la isla el gofio, por eso son dignos de todos nuestro respeto, cuidado. 

El inmueble de la molina de La Charca durante el proceso de rehabilitación. | | LP/DLP

Al principio de la avenida Juan De Bethencourt, en Puerto del Rosario,  y cercana al pequeño monumento llamado La Cruz de la Española, que rememora la tumba de una de las fundadoras de nuestro pueblo, Teresa López, apodada La Española, existía hasta hace bien poco la edificación de la llamada Molina de Trapo de La Charca.

Si hablo en pasado es porque la intervención a la que está siendo sometida ha hecho desaparecer gran parte del auténtico y primitivo edificio. No voy a enumerar aquí todos los desatinos que se han cometido, como la desaparición de los enfoscados originales, la introducción de materiales no compatibles con los primitivos tales como bloques de cemento y cubiertas de hormigón armado, entre otros.  Por lo tanto, solo diré que la Molina de Trapo que todos conocimos, ya será solo un recuerdo en nuestra memoria.

Lo contemplaremos en el futuro es solo una burda falsificación de lo que hubo, llevado a cabo sin rigor ni respeto, ni criterios a la hora de intervenir un inmueble histórico, sin ninguna consideración por lo que fue parte de nuestro patrimonio cultural. Es muy lamentable tener que constatar que, en ocasiones sería preferible que el paso del tiempo haga su rutinaria labor a destrozar completamente un edificio con una funesta intervención.

La Molina de Trapo de La Charca fue levantada entre los años 1870 y 1874, teniendo en cuenta que el antiguo Puerto de Cabras se constituye como municipio independiente en 1925. Quiere esto decir que esta reliquia histórica ya había molido mucho gofio antes incluso de que existiéramos como municipio independiente. Aunque fuese solamente por eso debería haber tenido un destino mejor. Solo espero que hechos sí no se repitan y que, en este caso, al menos los encalados sean realizados con los materiales tradicionales de cal y arena y que para el acabado final se emplee la cal y no pinturas sintéticas.

Antes cosas como estas no puedo permanecer callado, pues el que calla otorga.

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