Carmelo Cabrera reclama en el pregón de Tetir que sigan las costumbres y tradiciones

La leyenda del baloncesto repasa su vínculo familiar con la Vega, donde nació su madre

Carmelo Cabrera durante la lectura del pregón ante la mirada de Carlos Vera. | | LP/DLP

Carmelo Cabrera durante la lectura del pregón ante la mirada de Carlos Vera. | | LP/DLP / LP / DLP

«Me declaro tetireño, mi madre nació en la Vega y mis raíces majoreras me hacen sentir orgulloso». Esta frase la acuñó el exbaloncentista internacional Carmelo Cabrera con motivo del pregón que dio el pistoletazo de salida a las fiestas de Santo Domingo de Guzmán de Tetir. La leyenda del básket hizo un repaso a sus vínculos con Tetir, remontándose a los años en los que su abuelo, Pedro Domínguez Clavijo, fue alcalde de La Vega, antes de que esta se integrara a Puerto de Cabras.

La iglesia de Tetir acogió el día más esperado por todos los vecinos y vecinas el pregón de sus fiestas patronales, en el que estuvieron presentes numerosos residentes, así como representantes del Ayuntamiento de Puerto del Rosario y Cabildo de Fuerteventura, además del historiador Carlos Vera que colaboró con Cabrera en este acto proporcionándole valiosa información de sus vinculos familiares con La Vega.

El que fuera deportista de élite recordó el trabajo y el cariño con el que su «adorado» abuelo trató a este pueblo, dando prioridad a los profesores de la zona en los años 20 del siglo XX, cuando instó al Gobierno central a equiparar los sueldos de los maestros al del resto de trabajadores públicos. Además, recordó cómo su abuelo creó los límites de Tetir, dividiéndolo en tres distritos y creando una fuente de información geográfica sin precedentes.

El pregonero se refirió también a su abuela, Ana Francisca Manrique Ramírez, quien a pesar de nacer en Lanzarote tenía grandes vínculos con el pueblo de Tetir. «Papá Pedro y Mamá Paca», como se refería el baloncestista a sus abuelos, mostraron su amor al pueblo de Tetir, a su gente y cultura hasta el último día, «pues aquí descansan perpetuos».

Cabrera elogió la cultura insular y reivindicó la importancia de conservar el patrimonio único con el que cuenta la isla, además de que «nadie interprete nuestros sentimientos, que nadie nos cambie nuestra historia, cuidemos el trabajo de nuestros antepasados».