El proyecto del ingeniero Rafael Cabrera de instalar un funicular en la cuenca de Tejeda, entre el casco del pueblo y la base del Roque Nublo, ha sido acogido casi unánimemente de forma favorable. El ingeniero tejedense, que ya ha presentado su proyecto al Ayuntamiento de Tejeda y al Cabildo de Gran Canaria, ha mostrado su satisfacción por la buena acogida. Además de estas instituciones públicas, la mayoría de los vecinos de Tejeda ha mostrado su respaldo a esta iniciativa, a la que se han unido los empresarios representados por el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, Fernando Fraile, y el titular de la Asociación de Empresarios de Tejeda, Antonio Abad Sarmiento.

Sin embargo, algunos colectivos ecologistas, como Ben Magec-Ecologistas en Acción, han mostrado sus reparos por el impacto ambiental. "Hay que ser respetuosos con nuestro patrimonio y nuestro medio ambiente. Además, el Roque Nublo no es un monumento natural cualquiera, sino uno de los más emblemáticos de Gran Canaria, si no el que más", recuerdan.

Tanto la alcaldesa de Tejeda, Encarna Domínguez, como el consejero de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, Roberto Moreno, han mostrado su interés en el proyecto porque "puede suponer un incremento en el número de turistas, aunque siempre que no dañe significativamente el medio ambiente". El vicepresidente del Cabildo, Román Rodríguez, también se ha interesado por la iniciativa.

La plataforma que impulsa y promueve el funicular señala que "el que proponemos actuaría como dinamizador que rentabilizase el innegable atractivo turístico de este mirador natural". Además, añade que "la catalogación de la zona como parque rural no tiene en principio que ser un obstáculo, pues dicha catalogación pretende entre otras cosas el fomento socioeconómico de la población de forma sostenida, admitiendo los usos recreativos".

La instalación, que uniría el casco de Tejeda desde la gasolinera con la Degollada del Nublo, pretende dinamizar la actividad económica del pueblo, bastante escasa en los últimos años debido a su aislamiento y éxodo rural, al que últimamente ha contribuido el derrumbe de una de sus carreteras principales, la GC-60, que une al municipio cumbrero con el sur turístico de Gran Canaria.