"¡Mami, la tortuguita ya está nadando!", comenta un pequeño de no más de cuatro años que, nervioso, no para de correr de su madre al agua y viceversa. Y es que no es para menos porque tras varios meses de rehabilitación, los dos ejemplares de tortugas bobas vuelven al mar, de la mano de los chicos con autismo de Actrade y Aspercan, que ayer protagonizaron la suelta de los reptiles en Melenara.

El pasado martes fue el Día Internacional de Concienciación sobre el Autismo y por eso ellos fueron los protagonistas del evento que congregó a más de un centenar de personas en la costa teldense. Cristian, José e Israel, de Actrade, son los encargados de liberar a los animales, para envidia y expectación de los más pequeños que buscan el hueco para ponerse en primera línea. "¿Azael, dónde estás?", pregunta varias veces en voz alta uno de los padres allí presentes, que no ha podido seguir el ritmo de su hijo cuando este ha corrido a posicionarse en el mejor lugar.

No tienen nombre, pero las dos tortugas Caretta caretta ya estaban listas para regresar a su hábitat, una vez recibieron los cuidados pertinentes parte de los voluntarios de la Asociación Veterinaria para la Atención de la Fauna Exótica y Salvaje (Avafes). "El problema que presentaban ambas es que en su día se quedaron enredadas en redes y basura y eso les provocó daños en las aletas", detalla una de las voluntarias de la asociación, quien además especifica que el más pequeño de los quelonios también padeció neumonía.

A Israel le tiembla poco el pulso cuando ayuda al reptil a llegar al agua. Y eso que conforme más se acerca el joven a la orilla el asediado de los asistentes es mayor y como consecuencia, la mayoría también salen empapados de la hazaña. Él es uno de los 17 chicos que ayer participaron en el programa conjunto de Avafes y la Fundación Mapfre, cuyo "objetivo es integrar y llevar la educación ambiental a colectivos con necesidades especiales", explica Alejando Suárez, presidente de la asociación veterinaria.

"Este tipo de actividades sirven para que la sociedad descubra que el autismo no es algo extraño", detalla Carlos Sánchez, trabajador social de Actrade. Junto a él, su compañera y asesora técnica del organismo, Jennifer Larez y el voluntario de Aspercan, Urma Hernández coinciden en que "los chicos se dan cuenta que son capaces de hacer cosas como los demás".