El cultivo de aceitunas vuelve a renacer. La imagen de los olivos ocupó buena parte del paisaje del Sureste grancanario durante años hace dos siglos. Sin embargo, con el paso de los años la producción fue menguando hasta casi convertirse en una actividad testimonial, en detrimento de otras opciones agrícolas, como el tomate.

El sector ha decidido ahora salir a su rescate. Y hay fincas en las que en los últimos meses se ha llegado a plantar hasta 5.000 nuevos matos, que tardarán un tiempo en comenzar a dar sus frutos. El consejero de Agricultura del Cabildo, Francisco Santana, asegura que el olivo es "una posible alternativa" para esta comarca grancanaria, aprovechando su adaptación a las condiciones de la zona.

La recuperación del olivar ha permitido que haya pasado de ser un cultivo casi marginal en los bordes de las parcelas a un sector principal dentro de las fincas, incorporándose los nuevos sistemas de trabajo.

La Granja Agrícola Experimental del Cabildo también ha decidido trabajar con la variedad autóctona, que servirá para buscar las mejores condiciones para su implantación.

Gran Canaria cuenta en la actualidad con nueve almazaras para la producción del aceite de oliva, algunas de ellas ecológicas. Entre las que se incluye El Olivo Canario, de producción ecológica, localizada en el municipio de Telde; Oro Canario, también ecológica y de Agüimes; Los Barros y Falcon Cresta, en Agüimes; La Caldera de Tirajana, de la Asociación de Olivareros Asoligran; Santa Lucía de Tirajana, del Ayuntamiento para el uso de los productores locales; Caserío de Temisas, del Ayuntamiento de Agüimes, aunque ahora no está en funcionamiento, según apunta el Cabildo.

La totalidad de la producción se destina al mercado local, ya que su escaso volumen actual impide comenzar a hablar de su posible comercialización en el exterior.