"Antes de abandonar Gran Canaria, la flota se detuvo en la costa del sur de la isla, haciendo aguada en Maspalomas, lo cual precisa igualmente Hernando Colón: 'Pasamos a Maspalomas, que está en la misma isla, para tomar el agua y la leña que eran necesarias para el viaje'. Desde Gran Canaria siguieron la travesía hacia el Nuevo Mundo, sin hacer ninguna otra escala".

Así cuenta Alfredo Herrera Piqué, en su libro Las Palmas de Gran Canaria: Patrimonio histórico y cultural de una ciudad Atlántica, el episodio del paso de Cristóbal Colón por el Oasis de Maspalomas. Para ello tuvo que bucear en legajos e investigaciones de historiadores como Antonio Romeu de Armas, Alejandro Cioranescu o Francisco Morales Padrón, todos ellos expertos en el papel que jugó el Archipiélago canario en el descubrimiento de América.

"El paso de Colón está muy bien documentado, el 20 de mayo de 1502 llega a la bahía de Las Isletas con cuatro embarcaciones -la carabela Santa María o la Capitana y las naos Gallega, Santiago y la Vizcaína-, hace escala de cuatro días y escribe una carta que manda a Sevilla; sale hacia el 24 de mayo y hace afectivamente la aguada en Maspalomas, que en aquel tiempo debía ser un paraíso, con la charca y el palmeral, que poco tiene que ver con lo que queda", explica Herrera Piqué al ser preguntado por la decisión del Cabildo de Gran Canaria de declarar el Oasis como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Sitio Histórico.

Desembarco

El ensayista, primer consejero de Cultura del Gobierno autonómico y autor de una treintena de libros y estudios históricos, elude pronunciarse sobre el conflicto político-empresarial del hotel Oasis, pero no tiene dudas sobre la relevancia que tuvo Maspalomas en el cuarto viaje de Cristóbal Colón.

Por los documentos que se conservan, se cree que solo desembarcó en el Oasis en ese último periplo, pese a que también hizo escala en Gran Canaria en el primer y el segundo viajes.

Frente a los dirigentes políticos y empresariales que en estos últimos días han puesto en duda los méritos de Maspalomas para convertirse en Sitio Histórico colombino, Herrera Piqué asegura con retranca e ironía que "el único gran historiador que quiso negar el paso de Colón por Gran Canaria fue Manuel Hermoso, que en su etapa de alcalde de Santa Cruz de Tenerife acordó en un pleno municipal que el navegante genovés no estuvo nunca en esta isla".

Aquellas suspicacias insularistas han desaparecido y hoy nadie se atreve a obviar la historia. Si alguien todavía tiene dudas, las puede despejar en el libro Los cuatro viajes de Colón y las Islas Canarias, de Antonio Tejera Gaspar, catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna. "Los tres sitios colombinos de Gran Canaria son Gando, Las Palmas y Maspalomas, es un hecho evidente que no tiene discusión", asegura Tejera Gaspar, Premio Canarias y una de las máximas autoridades en esta materia. "Todo el proceso colombino, que duró diez años, se inicia en Palos de la Frontera el viernes 13 de agosto de 1492 y se cierra el 25 de mayo de 1502 casualmente en Maspalomas, por lo que se podría decir que de Palos a Maspalomas", resalta.

Colón eligió Maspalomas no solo para coger agua salobre de la charca, que no se pudre al almacenarla en pipas de madera, sino porque tenía leña de tarajal, un árbol perfecto para hacer fuego en las embarcaciones, y también por la posibilidad de recoger ganado. Además de Colón, el Oasis fue en el siglo XVI un lugar de escala y de aguada para muchísimos navegantes. Francisco Pizarro, Hernán Cortés, Juan Ponce de León o Juan de la Cosa pasaron por allí. También es posible que lo hiciera el famoso corsario inglés Francis Drake, pues hay constancia de que estuvo en la bahía de Arguineguín. "Esa es otra parte de la historia de la islas que falta por conocer y divulgar", se lamenta Tejera Gaspar.

Sitios colombinos

Aunque el informe del Cabildo utilizó su libro para justificar la protección del palmeral del Oasis, el arqueólogo tinerfeño asegura que nadie le llamó para pedirle su opinión. No obstante, no tiene reparos en aplaudir la idea. "¿Es un argumento suficiente para cuidar el entorno, dentro de lo degradado que ya está? Sin duda, yo creo que sí, parece obvio", afirma.

"Todos los sitios colombinos", recalca, "sean en la Península, en Canarias o en el Caribe, tienen siempre una especial consideración, incluso los que Colón solo vio desde el barco; si podemos conseguir que en ese entorno tan hermoso se puedan combinar el medio ambiente, la historia y la economía, pues miel sobre hojuelas, pero también creo que no podemos volver a los errores que hemos cometido con las infraestructuras turísticas".

Y aún otra reflexión a favor del Cabildo: "Conjugar el ámbito del turismo con la historia es algo que ya está inventado en todos los países civilizados, ¿por qué no hacerlo aquí? Creo que como canarios no hemos sido lo suficientemente reivindicadores de nuestra aportación a ese hecho histórico".

El novelista y guionista de cine Carlos Álvarez también indagó en los viajes de Colón para escribir su última novela, La señora, inspirada en la vida de Beatriz de Bobadilla, y tampoco tiene dudas. "Me parece muy acertado preservar ese entorno y utilizar para ello el argumento del paso de Colón; además sería interesante añadir a otros muchos navegantes españoles y corsarios ingleses y holandeses que vieron el Oasis en su estado original", opina.