¿Hasta qué punto coarta la ley turística, que acaba de aprobar el Parlamento autonómico, el crecimiento de este sector en Gran Canaria para que los empresarios hayan puesto el grito en el cielo?

Vamos a ver, fundamentalmente la Ley de Renovación y Modernización Turística no ha tenido en cuenta a Gran Canaria y sus especificidades. Gran Canaria paralizó su crecimiento turístico mucho antes de que comenzara la moratoria de 2003, porque teníamos el territorio atado al Plan Insular de Ordenación del Cabildo, y San Bartolomé de Tirajana no sacaba adelante el Plan General. Esto hizo que Gran Canaria se paralizara, y salvo excepciones, como el desarrollo de Meloneras, el resto de proyectos se frenaron. Y la moratoria trajo a Gran Canaria más parálisis todavía, porque los proyectos que se podían hacer se bloquearon puesto que era imposible construir. Y aunque el Gobierno sacó después una excepción para permitir hoteles de cinco estrellas de gran lujo, lo cierto es que nadie se ha metido en esa aventura.

Si la única posibilidad de ampliar la oferta de camas pasa por construir hoteles de cinco estrellas, ¿porqué no quieren los empresarios grancanarios invertir en este tipo de alojamientos?

Porque no hay mercado para tanto hotel de cinco estrellas.

¿Y a Tenerife sí acuden estos clientes de cinco estrellas?

Tenerife tiene su planta alojativa terminada y le da igual que le que le pidan hoteles de cinco estrellas, de gran lujo, como si le ponen villas colgadas de las nubes. Lo que le interesa a Tenerife es que la moratoria paralice los proyectos de los demás, y no les preocupa la nueva ley turística porque su modelo hotelero está desarrollado.

Tenerife cuenta con una oferta hotelera de calidad y Gran Canaria quiere más hoteles y complejos de ocio. ¿Se puede pensar que el Gobierno canario quiere forzar a Gran Canaria a renovar para que no consuma más suelo?

Gran Canaria no ha consumido el suelo turístico disponible. Pero si todo el suelo que queda por desarrollar en el Sur se utilizara para construir hoteles de cinco estrellas el efecto sería inmediato, los precios de estos hoteles bajarían, y a su vez esto obligaría a reducir las tarifas en los de cuatro.

Y cuando los empresarios de Gran Canaria han explicado al Presidente del Gobierno canario y consejero de Turismo, Paulino Rivero, que no se puede intervenir de esta forma sobre el modelo turístico de la Isla, ¿no lo entiende?

Creo que sí lo entiende. Pero esta ley está hecha con un objetivo distinto del que se está diciendo. El Gobierno ha aprovechado la Ley de Renovación, que en principio está bien en lo que se refiere a la modernización, para impedir, a través de la obligación del gran lujo, que los empresarios de Gran Canaria que tienen derechos adquiridos sobre parcelas no puedan ir a los juzgados.

¿Es decir, que el Gobierno canario saca leyes al dictado de Tenerife, pese a que en esa isla se interprete la rebelión del Cabildo grancanario como una pataleta insularista?

Sin ninguna duda. El Gobierno de Canarias ha convencido a la mayoría parlamentaria para hacer lo que interesa a Tenerife, y lo que le interesa a Tenerife es parar el desarrollo turístico para que las otras islas no crezcan porque ellos tienen su modelo turístico concluido. Si Gran Canaria crece y amplía su oferta le hace competencia, eso es muy evidente.

¿Y los políticos de Gran Canaria no se dan cuenta de esa estrategia de Tenerife a la hora de defender a la Isla que representan en el Parlamento?

Bueno, a quien yo creo que hay que tirar de la oreja, especialmente, es al Partido Socialista, porque es el único que tiene implantación en Gran Canaria que ha votado a favor de la ley, incluso más que Coalición Canaria, que ha elaborado la norma, ya que María del Mar Julios se posicionó en contra.

¿Durante la tramitación de la ley el consejero de Política Territorial, Domingo Berriel, no se comprometió con la patronal turística a contemplar algunas peticiones de Gran Canaria?

No. En este sentido, le puedo decir que Berriel y el presidente Rivero han sido francos y sinceros desde el principio. El consejero de Política Territorial y el presidente del Gobierno dejaron claro que ellos iban a seguir adelante con la moratoria tal y como la había diseñado Coalición Canaria.

¿Qué esperanzas le quedan ahora a Gran Canaria y a los empresarios turísticos si la ley ya está aprobada?

Pues que Gran Canaria se eche a la calle. La propuesta del presidente del Cabildo la iba a plantear la patronal turística. Gran Canaria tiene que levantarse contra esta ley porque está hipotecando el desarrollo de su principal industria durante los próximos veinte años.

¿Esto es cómo cuando Tenerife no quería que Gran Canaria tuviera su propia Universidad para defender a La Laguna?

Sin duda. Es exactamente lo mismo. Tenerife tiene su oferta terminada, de hoteles, de ocio, de campos de golf, y le conviene que se paralice el crecimiento en las demás islas.

¿Pero es tanta la ventaja a nivel de oferta que ha ido tomando Tenerife respecto a Gran Canaria?

Sí. Y quien crea que estamos exagerando que entre en la página web del Cabildo de Tenerife y en la página web del Cabildo Gran Canaria, y que mire la oferta que hay, y los comentarios a la oferta y al destino de ellos. Tenerife está encantada con su oferta porque tiene las camas de última generación, los campos de golf y los puertos deportivos, y hasta una playa privada para hacer fiestas, único caso en todo Canarias. Hace poco me enteré por el Cabildo grancanario que Playa del Inglés ha tenido que desechar una fiesta de un grupo importante de agentes de viajes porque Costas no dejó que se celebrara en la playa.

¿Quiere decir que Costas actúa en Gran Canaria de una forma y en Tenerife de otra?

Bueno, habría que ver porqué en Tenerife se hacen fiestas en una playa y en Gran Canaria no.

Usted pone al Cabildo de Tenerife como ejemplo a la hora de defender a esa Isla y al sector turístico, ¿reconoce que el Cabildo de Gran Canaria no ha sabido actuar con la misma energía a lo largo de las últimas décadas?

Sí, sí. Los empresarios no echamos la culpa de todos los males del bloqueo de los proyectos de Gran Canaria al Gobierno canario, porque al Ejecutivo se le puede achacar el problema actual de no poder hacer hoteles de cuatro estrellas, pero la situación de Gran Canaria se debe a que el Cabildo ha estado en contra del desarrollo turístico de la isla. Es decir, el Cabildo ha paralizado siempre que ha podido el crecimiento de Gran Canaria, y sigue haciéndolo con todo el planeamiento del suelo, pese a que el presidente Bravo de Laguna se haya manifestado contra el Gobierno canario ahora.

Si en el suelo que queda en Tarajalillo, en Meloneras, o El Salobre se hacen hoteles de cuatro estrellas, ¿Gran Canaria se colocaría muy por encima de la oferta de Tenerife?

Para nada. La petición de los hoteles de cuatro estrellas se hace porque paraliza las inversiones, ya que impone los establecimientos de cinco estrellas.

¿La opción que le queda a Gran Canaria para hacer hoteles de cuatro estrellas es tirar edificios de apartamentos?

Si, no queda más que tirar los apartamentos o subir la categoría de los hoteles de tres a cuatro es trellas.

¿Qué dicen los grupos hoteleros como Lopesan o Seaside, que tienen pendientes proyectos de hoteles en Meloneras o Pasito Blanco y les obligan a que tengan categoría de cinco estrellas?

Pues están indignados. El empresariado de Gran Canaria no está de acuerdo con el freno a los hoteles de cuatro estrellas. La ley turística sólo ayuda a las empresas que quieran renovar porque ofrece incentivos como más camas o más volumen.

¿Es cierto que el turismo ruso con alto poder adquisitivo está eligiendo Tenerife para disfrutar de sus vacaciones?

Sí, Tenerife ha sabido conquistar el mercado ruso y cuenta con una clientela que se aloja en hoteles de cuatro y cinco estrellas. Tenerife ha apostado por el nivel alto de este mercado y lo está manteniendo, pero al crecer este turismo lo lógico es que baje el nivel, y los nuevos rusos que van a venir a Tenerife, a Fuerteventura o a Gran Canaria no serán de los que pagan hoteles de cinco estrellas porque no hay tantos turistas de este poder adquisitivo. Quiero decir que no todos los turistas rusos que van a venir son millonarios y toman Dom Pérignon a media mañana.

¿Lo que parece evidente es que Tenerife ha sabido vender su destino mejor que Gran Canaria?

No lo creo así. Tenerife ha tenido unas oportunidades diferentes desde el principio porque empezó en los inicios con una oferta de hoteles, mientras que Gran Canaria comenzó con los apartamentos. Después hubo un momento de confluencia que fue con la llegada de cadenas como Riu, porque empiezan a aparecer los hoteles de cuatro estrellas y Gran Canaria se da cuenta que tiene que cambiar su modelo. Luego se produce un parón en Gran Canaria por todo el planeamiento del Cabildo y la ausencia de Plan General en San Bartolomé a partir del 2000, mientras que en Tenerife se desarrolla desde ese momento hasta hoy todo Costa Adeje, que es donde están los hoteles de más estrellas.

Pero esto demuestra que en Tenerife los políticos han sabido liderar el desarrollo turístico y en Gran Canaria no.

Tiene toda la razón. En Tenerife han sabido aprovechar la ocasión y en Gran Canaria se han puesto a hacer planes territoriales y a cuestionar todo. La moratoria nace por dos motivos: primero porque Tenerife dijo 'mi puzzle está lleno' y segundo porque el consejero de Turismo, Juan Carlos Becerra, de Lanzarote, pensó que como su isla tenía una moratoria de diez años tampoco podía crecer. Es así como CC decide poner en marcha una moratoria para todas las Islas.

¿Y en Gran Canaria los gobernantes mirando a otro lado?

Eso lo dice usted.

No, le pregunto

Pues quizás.

¿Y por qué los empresarios de Gran Canaria no hacen hoteles de cinco estrellas para hacer lo que dice el Gobierno canario y luego le bajan la categoría?

(Risas). No creo que esa sea la opción. El Gobierno tiene que entender que Gran Canaria no quiere una moratoria indefinida.