¿Cuál es el cuento más divertido con el que se ha topado?

Más que el relato en sí lo que hace gracia es el quién lo cuenta, y en este caso como eran recogidos por niños muy pequeños y con cierta dificultad aún para hablar se producían momentos muy divertidos.

E imagino que lo que les contaban su abuelo y repetían los nietos se parecían como un tuno a una castaña.

Sí, algunos cambiaban el cuento de arriba abajo pero resultaban muy divertidos. Este era uno d e los objetivos del trabajo, escuchar a los pequeños. Ya existen muchas recopilaciones muy serias, bien hechas, en los que se recogen los relatos de la fuente primera, de estos abuelos o padres. Y nosotros lo que nos propusimos es restablecer esta cadena de abuelos a nietos.

¿Por que se ha roto?

Se ha roto esa rutina normal en la que los mayores traspasan sus historias personales a los pequeños, o madres que contaban cuentos casi se ha perdido, de forma que este patrimonio cultural está siendo sustituido por Disney o por lo que ven por la tele.

Parando un legado de siglos.

Claro. Ha sido tan rápido el cambio de hábitats, de costumbres y ha sido tan fuerte la implosión de las tecnologías en los niños que esa costumbre ancestral se ha interrumpido. Y esta es la finalidad: agarrar esas historia para que no desaparezcan, no tanto en su lectura, sino como fuente. Por esto el libro está redactado de forma oral, como si simplemente se escuchara al niño contando.

Y habrá quién se inventara uno, ¿a qué sí?

Siempre hay un niño que empezaba a relatar y empataba uno con otro sin fin, hasta que teníamos que mandarlo a sentar. Creíamos que nos iba a costar pero se les despertaba el gusanillo por sentirse estrellas, o mejor, para valorar a su abuelo o bisabuelo y hacerlos importantes.

Para este trabajo se han recorrido los 21 municipios de la isla. ¿Encontró más cuentacuentos en los municipios rurales que en la capital?

Sus contenidos a veces son diferentes, pero no existe una diferencia determinante porque los cambios sociales han sido de tan pocos años para acá que aunque se esté en la capital sus bisabuelos tienen raíces en el campo, y esos cuentos se van repitiendo. Sí hablan del barranco, de la roca, del lugar que les conviene. Son cuentos universales que van ubicando en sus zonas. Es decir, es el mismo relato que se hace en Italia, Suiza o en Canarias a los que se le añaden los elementos propios que les identifican, además de su vocabulario.

Cree que las leyendas tienen el mismo origen que los cuentos.

Los pequeños trajeron de todo. Tenemos del orden, no sé, de dos mil o cuatro mil folios, muchísimos, porque traían todo los que le contaban: poesía, romances, canciones, refranes, dichos antiguos, historias personales de cuando sus familiares eran niños o jóvenes, y leyendas de tradición canaria. De todo ello teníamos que seleccionar aunque era un material riquísimo, pero añadimos historias que reflejaban la vida de antes de la guerra, de la postguerra, de aquella pobreza porque interesa resaltar que con muy poco salían adelante, de la inmigración con Venezuela o Cuba, o las historias del mar, inevitables en una isla.

¿Hasta dónde retrata esta tradición oral?

Hasta dos siglos, porque hablan de lo que contaron las últimas generaciones.

O sea que de la Conquista nadie se acuerda.

De la época de la Conquista, apenas. Solo de su naturaleza, anécdotas o cuentos de fantasía.

¿Cree que existe un cuento exclusivamente canario?

Algunas leyendas sí lo son. Hemos añadido algunas de Gran Canaria porque hace alusión a la leyenda de Jinámar o el Lomo de las Brujas, la luz del faro de Las Canteras, y también de otras islas como San Borondón, algo del Garajonay, y muchas historias, pero un cuento canario no hay, son universales adaptados a Canarias. Así, en vez de Caperucita y el lobo está la niña y el can. O el de los Tres Cerditos, que aquí es el de los Tres Cochinitos, y que por cierto la casa no es de ladrillos, sino de bloques.

¿Cómo fue el trabajo de campo?

Enorme. Empezamos en diciembre de 2013 a visitar los centros. Al menos un colegio de los 21 municipios de la isla, y en el algunos como la capital cuatro. Como era un trabajo voluntario pedíamos primero la colaboración de los maestros, y a veces participaba solo una clase y en varias ocasiones, como en Bañaderos o el Beñesmén de Arinaga, el colegio en peso con más de 400 alumnos. En esos casos teníamos que ir dos días, de ahí tanto material desde diciembre a junio.

Usted contaba con Ana Cristian Herreros, de León.

Ella es escritora y narradora. Yo iba con los profesores para motivarlos, entregarle encuestas para recoger los relatos y una circular a las familias para que se involucraran. Y luego íbamos por los centros. Ella venía una semana de cada mes para recoger los trabajos y también les contábamos cuentos de otros pueblos o escuchábamos a los niños si querían contarlos. Hay que decir que Ana es investigadora de tradición oral y este tipo de trabajos los ha hecho por un montón de sitios, con obras monográficas sobre brujas españolas, recogidas por todo el país, cuentos del mediterráneo, que abarcan África, Oriente Medio y Europa, y en esta línea tiene una experiencia enorme como narradora. La llaman de todo el mundo, y la gente se lo pasa de maravilla. Tiene un repertorio para cada audiencia: cuentos eróticos, o relatos para gente mayor o para niños. Yo aportaba mi faceta como docente, pero no tengo su chispa.

Que enralaba a los chiquillos.

Los enralaba totalmente.

Y Ana ¿que decía de nuestro repertorio?

Que es el mismo.

¿Enmedio del Atlántico?

Por eso hizo mucho hincapié en recoger las leyendas, que sí son exclusivas de aquí.

Pero también por todos lados aparece una isla, un roque, una montaña, un lago.

La imaginación del ser humano, sea de donde sea nos lleva a imaginar situaciones que han pasado aportándoles fantasía. El ser humano necesita fantasía. En todas las culturas y durante la infancia estamos más abiertos a creer cualquier cosa, algo que tiene una importancia enorme porque modela nuestra habilidad para relacionarnos con los demás.

¿Y los tiene grabados?

Tenemos un blog, vocesdenuestraisla.blogspot.com.es, porque no queremos un libro en el armario, y para que ahí a la gente se le despierten sus ganas de relatar. No solo dispone de archivos sonoros de estos niños sino que está abierto para quién quiera aportar uno o copiarlo. Está totalmente abierto.

¿Tenemos de miedo?

Entre estas historias está lo sobrenatural, los fantasmas, los chupasangres, los aparecidos, y también una sirena.

Cuente, cuente.

Este de la sirena me llamó mucho la atención por que es un microcuento muy fino y sugerente que narró un niño, casi sin saber que lo contaba, que arrancó cuando dijo que su abuela le aseguraba que en la playa de Ojos de Garza, subida en el Roque de Gando en las noches de fiesta se aparecía una sirena. Una sirena que pasaba la noche mirando cómo bailaban las chiquillas en la playa.

Y punto.

Ahí queda, pero muestra con sutileza la añoranza de una piernas, por bailar, su soledad en aquella roca, y el niño tan serio hablando de una manera tan natural, tan convencido como el que ofrece una información más. Genial.