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Agaete

Barroso: "La historia desmonta el mito aborigen sobre La Rama"

El pregonero afirma que el ritual de la petición de lluvia se fabricó a partir de 1975

Barroso: "La historia desmonta el mito aborigen sobre La Rama"

El origen prehispánico de La Rama de Agaete es una mitificación de la fiesta que ha ido engordando año tras año, pero no tiene ninguna base histórica que la sustente. Alguien tenía que decirlo ya y lo ha hecho el arqueólogo Valentín Barroso Cruz en el pregón de Las Nieves de 2015, leído la noche del viernes en el Huerto de las Flores. Y lo oyó casi todo el pueblo, porque el recinto se quedó pequeño. Incluso el nuevo presidente del Cabildo, Antonio Morales, estuvo allí para aplaudir sus investigaciones.

El gerente de Arqueocanarias, la sociedad que ha creado los parques arqueológicos del Maipés y de Las Candelarias, entre otros, consideró que ya es hora de desmontar esa creencia y ofreció un relato de cómo se creó el mito a partir de un texto inocente del exalcalde José Antonio García Álamo -escrito en el año 1960 y del que el propio autor reniega-, que fue utilizado luego para fabricar la leyenda de la pervivencia del ritual aborigen de petición de lluvia.

Tras narrar sus vivencias infantiles relacionadas con La Rama, Barroso explicó la evolución his-tórica de Agaete desde el mundo aborigen hasta la construcción de la torre en el año 1481 y la posterior conquista de la Isla, con los datos históricos de la creación del ingenio azucarero y de la lle-gada del retablo de la Virgen de las Nieves al pueblo.

"Pero será a partir de 1975, coincidiendo con todos los cambios políticos que se produjeron en España, cuando la fiesta de Las Nieves adquiere la dimensión y fisonomía que la caracteriza en la actualidad. Los aires de libertad y la eclosión de los movimientos nacionalistas canarios supusieron para la fiesta, tal como se entendía hasta entonces, un cambio en su origen y finalidad; así, La Rama ya no provenía de las enramadas típicas de las fiestas en la víspera de la festividad del santo", señaló Barroso en la última parte del pregón.

A partir de esos años, resaltó el arqueólogo, La Rama empezó a ser para periodistas, pintores, escultores, escritores, cineastas, coreógrafos y forasteros en general la pervivencia de un ritual aborigen para pedir lluvia en épocas de sequía. Este ritual consistía en subir a las montañas sagradas a derramar leche y manteca y, después, bajar bailando con ramas hasta el mar y con ellas golpearlo para simular el sonido de la lluvia. De esta manera pensaban conseguir el favor de la divinidad para que provocara la lluvia y los campos se regasen.

"A partir de la difusión de esta idea y así, año tras año desde la década de los setenta y casi hasta la actualidad, cada 5 de agosto vemos en las portadas de los periódicos y en las diferentes cadenas de televisión, decir que 'Una vez más los danzantes de La Rama concluyen el ritual introduciéndose en el mar para golpear el agua con las ramas y solicitar la lluvia", ironizó.

Barroso cree que ya toca romper ese mito y dio el primer paso. "Yo soy de Agaete, tengo 51 años y nunca me he metido en el mar con la rama. Nunca he visto a nadie de Agaete, excepto aquellos jóvenes que rodaron la película La Rama, de Pepe Dámaso, en 1988, y que, siguiendo las instrucciones del artista, golpearon el agua por primera vez en su vida. Algunas de estas personas son las que desde ese año van juntas en grupo y se introducen vestidas en el mar para golpear el agua con sus ramas y darle a la prensa la imagen y el titular del día siguiente. No deja de ser curioso que unas dos horas después de que este grupo haya realizado ese acto acuático, la verdadera Rama, que vienen bailándola cientos de personas, llegue ahora a Las Nieves y vaya directamente a la ermita sin pasar por la playa, como lleva ocurriendo desde siempre".

Testimonios

El investigador confesó que le pusieron sobre aviso las hermanas María y Carmelita Suárez, con más de noventa años cada una, cuando las entrevistó en 1996 en busca de información sobre La Rama. "Les pregunté por separado que si sabían de alguien que se hubiese metido en el mar con las ramas a pedir agua en estas fiestas y las dos me decían con asombro: 'Mi niño, en agosto lo normal es que no llueva, nadie pide agua en este mes'. Carmelita, que vivió y murió a escasos metros de la playa, me decía también: 'Yo no sé qué es lo que hacen esos muchachos metidos en el mar con ramas y con las ropas, ¡mire usted eso!' Estas y otras entrevistas y el estudio de todo tipo de documentación me hicieron empezar a sospechar que lo de la pervivencia del rito aborigen en la rama no tenía base histórica alguna", apuntó.

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