La acusada de asesinar a su pareja cuando dormía en 2013 en el chalet que compartían en la playa de Arinaga confesó de forma espontánea a un agente de la Guardia Civil, tras el hallazgo del cadáver, que lo había matado tras mantener una pelea porque él había intentado forzarla sexualmente.
En la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia de Las Palmas contra Arantxa Amoedo, como autora del crimen, y contra Tania Díaz, como encubridora, el guardia civil que halló el cadáver en un cuarto de baño que había en el garaje situado en el sótano de la vivienda indicó que la procesada hizo su confesión de forma espontánea y tras leerle sus derechos, poco antes de ser detenida.
La acusada le dijo también que había bajado a la cocina a por un cuchillo para defenderse y que el arma empleada estaba en el cesto de la ropa sucia, donde fue encontrada el mismo día de la detención y hallazgo del cuerpo, que se produjo el 13 de julio. El descubrimiento del cuerpo de Jordi Burdón se produjo después de que llegaran al aeropuerto de Gran Canaria la hermana mayor de la acusada, Alba y su padre José Manuel Amoedo que ya habían alertado a la Policía que Arantxa tenía una enfermedad mental y les había dicho que había hecho algo "grave".
Según la agente de la Policía Nacional que se trasladó al aeropuerto, el padre le comunicó que "se habían cumplido todos los presagios" y que su hija le contó a él y a su hermana lo sucedido, por lo que fueron los tres en su coche policial hasta la vivienda de playa de Arinaga, guiados por la acusada, quien prestó "total colaboración".
Una vez allí, ya se hizo cargo de las diligencias la Guardia Civil. Según señaló el agente de la Benemérita la procesada confesó los hechos, Arantxa le reveló lo ocurrido cuando entraron por segunda vez a la casa para buscar la medicación que precisaba por su enfermedad y que llevaba varios días sin tomar, según le explicó su hermana Alba.
Dicho guardia civil señaló que el olor al entrar en la casa era a "carne podrida" y podía ser de un cadáver, algo sobre lo que no ha dudado, por su experiencia, el comandante de la Benemérita que instruyó las diligencias, que también prestó testimonio e indicó que desde la calle se notaba un "fuerte olor", pues según la acusación particular, el crimen se cometió entre los días 20 y 21 de junio.
El instructor del atestado policial manifestó que por la casa había repartidos al menos 5 o 6 envases de ambientador y que el cadáver estaba en el baño del garaje, envuelto en plásticos y sábanas. Asimismo, explicó que la procesada Tania Díaz se le tomó declaración el 15 de julio, y que, por la cantidad de datos que facilitó sobre los movimientos de su amiga Arantxa, con la que mantenía también relaciones sexuales, y por las contradicciones sobre lo que manifestó ella a su padre y a la Guardia Civil respecto a los olores, se pensó que estaba implicada, tras haber estado en la casa en tres ocasiones desde la muerte de Jordi Barón.
El agente de la Benemérita apuntó que se investigaron muchas líneas a lo largo de la instrucción y que se localizó a una prostituta que asegura que hizo tríos con el fallecido y Arantxa por lo que cobró 150 euros. Esta prostituta contó a la Guardia Civil que fue la procesada la que la llevó a la casa y la que "dirigía el tema", así como que había pasado "miedo" por la actitud de ella.
Sexo por dinero
Igualmente, el instructor declaró que en el mes de mayo, la presunta asesina, se había anunciado en la red social de contactos Badoo ofreciendo sexo y una relación a cambio de que la mantuvieran económicamente. En cuanto a la relación entre Arantxa y el fallecido, los agentes de la Benemérita concluyeron tras examinar múltiples mensajes de wasap que ella era "muy fría" y él le solicitaba cariño. También observaron que había discusiones por parte de ella principalmente y la acusada mantenía relaciones sexuales con otras personas, además de que vivían muy por encima de sus posibilidades, sobre todo ella, de la que remarcó un perfil de personalidad falsa por las "ingentes mentiras" que contaba.
Durante la mañana de ayer en las pruebas testificales participaron dos policías nacionales, aunque de una de ella se leyó su declaración por estar de baja, y diez guardias civiles. El padre de Arantxa le indicó al inspector de la Policía Nacional cuando la vio en el aeropuerto que "tenía un trastorno bipolar"; y su hermana Alba a la guardia civil que necesitaba el medicamento "por padecer una grave enfermedad mental".
La mayoría de las preguntas de la fiscal a los guardias civiles fueron sobre la percepción del olor en la casa por parte de ellos, de Tania, de Alejandro, de sus relaciones sexuales, de los juegos sexuales que tenían en la vivienda, si había certificados médicos sobre la enfermedad de Arantxa, de la despedida de la acusada a su amiga Patricia "porque había hecho algo muy grave".
Patricia B., que era menor en aquel momento, según le comentó a la Guardia Civil, no se creyó lo que le había dicho Arantxa la víspera de San Juan cuando le dijo que "había acabado con la vida de su pareja, ni cuando le manifestó que necesitaba alguien fuerte para enterrar a alguien, porque lo expresaba entre risas y era fantasiosa". Por su parte, el abogado de Tania cuestionó porqué no se creía a su defendía y sí a Patricia.
El abogado de la acusada insistió varias veces sobre por qué no se había recuperado los mensajes de Alba Amoedo del uno de enero hasta julio de 2013 y si la de su padre del 30 de septiembre al dos de junio. También se cuestionó sobre el patrimonio de Jordi y Burón, concluyéndose que su economía era precaria y que la víctima era quien mantenía a la acusada.
