Los fuertes vientos que la borrasca Emma ha acercado esta semana a Gran Canaria en forma de fenómenos costeros han dejado un panorama cuanto menos desolador en las playas del sur de la Isla, tras arrastrar grandes cantidades de arena de la orilla y dejar al descubierto grandes formaciones rocosas. La más castigada por la intensidad del oleaje ha sido la playa de Maspalomas, que ha visto cómo en una parte del frente marítimo se ha formado un talud de arena de más de un metro y medio de altura y, en otra, los servicios de Playas han tenido que retranquear un chiringuito después de que la pérdida de arena lo dejase suspendido en el aire, sobre las piedras.

Maspalomas recuperaba ayer poco a poco la normalidad y, aunque aún sufría los coletazos del fuerte oleaje que durante varios días ha azotado la costa, la playa volvió a recibir gran cantidad de turistas que decidieron aprovechar la jornada para dar un paseo por la orilla. Pero ni rastro de las intensas rachas de viento registradas durante los días anteriores, que han disminuido considerablemente su fuerza hasta alcanzar apenas los 35 kilómetros por hora. Así, la paulatina desaparición del viento permitió desplegar las sombrillas sin temor a que se corriera el riesgo de que se volasen. Aunque sol, más bien poco, al menos en esta playa.

Veinte metros

La pérdida de arena, provocada por el embate de las olas contra la orilla muy cerca del quiosco número seis, que afectó a una superficie de unos veinte metros de largo, obligó a desplazar más de dos metros hacia atrás la torre que utiliza Cruz Roja Española en sus labores de vigilancia y protección en esta zona del litoral. El talud resultante tras el paso del temporal no supone ningún peligro, según explicó anteayer el concejal de Cuidado del Litoral del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, José Carlos Álamo; de hecho, ayer fueron muchos los curiosos que paseaban por la orilla justo a los pies del talud.

Pero el puesto de Cruz Roja no fue el único que sufrió la fuerza del oleaje. El quiosco número uno, situado en la Punta de Maspalomas, también tuvo que ser retranqueado varios metros, después de que desapareciese gran parte de la arena sobre la que reposaba y la mitad del chiringuito quedase suspendida en el aire, sobre las piedras. La agresividad del mar destrozó parte del mobiliario, que ahora permanece cerrado al público.

Los efectos del temporal también se dejaron notar en la fisonomía de la Charca de Maspalomas. El caudal que durante dos días ha bajado por el barranco de Maspalomas ha vuelto a llenar este espacio natural protegido, hasta el punto en que, ante el peligro de que se rebosase, el Ayuntamiento tuvo que abrir el miércoles una zanja para conducir el agua hasta el mar. Ayer, los operarios de limpieza hicieron el trabajo contrario. A mediodía, los trabajadores trasladaron dos camiones cargados de piedras desde la zona nudista hasta la charca para bloquear la salida del agua y evitar que se perdiese; aunque dejando un espacio abierto que opera a modo de drenaje con el objetivo de permitir el paso del agua lo suficientemente como para que no se rebose.

La operación, que se efectuó con un tractor y un camión, fue todo un espectáculo para los cientos de turistas que ayer abarrotaban Maspalomas. Belén Suárez y Andrea Molina son dos ecuatorianas que llegaron a la Isla para pasar tres días de vacaciones y, debido al temporal, aseguran que el panorama que se han encontrado "es un poco desagradable" pero se manifestaron contentas porque en Las Palmas de Gran Canaria, donde se alojan, "hace mucho mejor tiempo que en Madrid", donde residen. "Parece que Gran Canaria es una isla de contrastes", aseguraron.

La zanja habilitada por el Ayuntamiento para rebajar la fuerza del agua de la charca impidió ayer que los cientos de turistas que paseaban por la zona la cruzasen sin mojarse. Todos, sin excepciones, tuvieron que, o bien descalzarse para cruzar este pequeño riachuelo, o desistir en sus intenciones de llegar a Playa del Inglés, ya que el canal era lo suficientemente ancho como para que nadie pudiese adentrarse en él sin empaparse, al menos, hasta los gemelos.

Maspalomas se llevó la peor parte de la borrasca Emma, que ya se ha alejado de Canarias y atraviesa el continente europeo; pero no así Playa del Inglés o Meloneras, donde ayer reinaba la normalidad y la tranquilidad. De hecho, muchos fueron los que aprovecharon la jornada para intentar tomar los pocos rayos que el sol desprendía sobre Playa del Inglés, donde fue frecuente contemplar a grupos de niños construyendo castillos de arena. y a sus padres tomando el sol y disfrutando de la lectura. San Agustín, por su parte, también perdió algo de arena, pero no en grandes cantidades. Allí, una inmensa charca, generada por el agua que bajó desde el barranco, presidió la playa, aunque sin mayores consecuencias.

Las playas del sur de Gran Canaria han recibido estos días lo peor del temporal, que dejó bellas imágenes en las medianías del municipio. Y aunque la imagen resulta impactante, lo cierto es que forma parte del propio ciclo dunar y en poco meses Maspalomas volverá a su estado original.