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Con mucho tino | Talento Gran Canaria (48)

Fernando Ramsés Rodríguez, armador de fábricas

El isleño trabaja en Varsovia como ingeniero de producción de las plantas de la multinacional Emsur, del grupo Lantero

Fernando Ramsés Rodríguez, armador de fábricas

Martes 30 de agosto de 1988. Nace en la capital de Gran Canaria Fernando Ramsés Rodríguez Ponce en el barrio de Hoya Andrea. Un señor que desde que empieza a mover las manos las convierte en una suerte de herramientas. Estudia en el colegio de las Dominicas y culmina el bachillerato en El Claret, siempre involucrado "en temas muy peculiares", según los califica.

"Me creaba mis propios juguetes, fue algo que siempre me gustó. Me hacía pistolas, tirachinas, cosas que clavaban clavos, o incluso casas de muñecas para mi hermana, o las típicas casetas que se hacían en el solar del barrio".

A eso se añadía una combinación que le venía al dedo. "También se me daban bien asignaturas como las físicas, las matemáticas y la ciencia, algo que entendía al vuelo", de tal forma que cuando tocó elegir unos estudios superiores lo tenía del todo claro y se matricula en Ingeniería Industrial Mecánica por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Pero también entra a formar parte de la popular tuna. "Allí me enseñaron a tocar la guitarra y a cantar", explica muy serio, "porque yo era de los que iba a la romería y estaba a piñón, con guitarras y timples haciendo un corro. No era yo el de la verbena, sino el de la parranda. Hubo una época que daba igual si era para el sur, en Santa Lucía de Tirajana, o para el norte, en Juncalillo de Gáldar".

Al punto que llega a ser componente de la Parranda de Guaguas y de varias murgas carnavaleras. Y a día de hoy en Varsovia, donde trabaja y reside, "aún sigo ofreciendo algunos bolos en restaurantes, muy poco profesional", advierte, "pero aquí como les suene algo a una canción española se quedan privados", ríe.

La carrera de Ramsés Rodríguez Ponce es todo un maratón. Combina los estudios con el apoyo laboral a su padre, al que ayuda desde los 16 años en los que ahora son las bocadillerías Mamá Fefa y Café Dora Dora.

"Descargaba camiones de mercancías, suplía las bajas o servía de apoyo en las fechas de mucho trajín, así que no me quedó otra que retrasar algo la finalización de los estudios".

"Cuando terminé", añade, "vi en la Fundación Universitaria la promoción de una beca Leonardo para hacer prácticas en empresas de Portugal o Polonia. Opté por este último país pero tenía un problema. La beca estaba fuera de plazo y la única opción que ofrecían me obligaba a encontrar yo mismo la empresa dispuesta a acoger mis prácticas. Tanteé a Orange, Iberdrola, hasta que me topé con un español en Varsovia que me comentó que se les había quemado la mitad de la fábrica y que, aunque estuviera en proceso de aprendizaje, iba a serle de gran ayuda".

No fue fácil aquél rastreo. Ramsés Rodríguez apunta a la ayuda que le supuso el formar parte el año anterior de su partida a Polonia del grupo de voluntarios de Ruta 7 que promueve la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, un proyecto que tiene como objetivo principal "recorrer de forma nómada las siete islas del archipiélago como "un viaje transformador".

Afirma el ingeniero grancanario que "ahí conocí a muchas personas que me motivaron mucho, que habían trabajado en el extranjero o teniendo experiencias muy enriquecedoras, y que me empujaron a la aventura, a salir fuera y a ser valiente".

Así fue como se puso manos a la obra. Nunca mejor dicho. La compañía donde trabaja se dedica a la fabricación de embalaje flexible para soluciones de envasado alimentario y ahí se involucra en los proyectos con proveedores de maquinaria. La empresa, Emsur, forma parte del grupo Lantero que tiene fábricas repartidas por todo el mundo, dos en España, -en Madrid y Valencia-, en Francia, en Rusia, otras dos en Estados Unidos, en Brasil, Argentina o México, y que mantiene una plantilla de unos cien trabajadores en Polonia y en pleno proceso de expansión. "Ahí tuve la suerte de tener muchas cosas que hacer, de asumir responsabilidades donde demostrar mi valía a pesar de mi inglés bastante flojo que fui perfeccionando con el avance de mi experiencia".

La mejora continua

Cuando termina la beca le ofrecen una oportunidad en la misma empresa pero ya bajo contrato, y como ingeniero de producción del departamento de mejora continua, optimizando la producción, disminuyendo los residuos que se generan en el proceso y afianzando la competitividad.

En este aspecto, detalla que "la mejora continua es una metodología de trabajo que permite a las empresas innovar sus procesos productivos a la vez que alcanzar eficiencia operacional, y en consecuencia competir en un entorno cada vez mas global".

"Ahí mi creatividad explotó", sentencia el isleño. La empresa fue creciendo, las nuevas instalaciones fueron a más, hasta el punto que hace un año se decidió emprender una gran inversión para duplicar el tamaño de la fábrica. De momento ya han derrumbado las instalaciones que se encontraban ocupando el nuevo solar y Ramsés lleva a cabo la extensión de la planta, que pasará de los 6.000 metros cuadrados originales a 11.000 metros cuadrados, con una enorme ilusión, como refleja en un relato que rebosa pasión.

Con la firma ahora mismo ya lleva cinco años de esfuerzos. Pero no olvida Canarias. "Tengo la idea pero es difícil. Aquí vendemos a escala mundial y hay muchas oportunidades pero nunca pierdo la esperanza de que algún empresario en Canarias se fije en mí, o montar mi propio taller o una mini fábrica en la isla donde desarrollar mi experiencia de aquí y aportarla a mi tierra".

Y en cuanto a la Ingeniería como carrera apunta que sí, "que es muy útil porque enseña y abre la mente, pero en cierto sentido la enfocaría de manera muy diferente", subraya, "porque en mi labor profesional he tenido que aprender a base de prueba y error. Son cosas como la mejora continua, la reducción del consumo y la optimización de recursos necesarios para poder ser competentes, que es base para la viabilidad de cualquier proyecto, pero que paradójicamente no se tratan".

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