Arucas rescata el proyecto de construcción de un túnel de 907 metros en la autovía del Norte (GC-2) a su paso por Bañaderos, para evitar el actual estrangulamiento entre el pueblo y la playa de El Puertillo, y reconvertir la zona alta (ahora ocupada por la vía) en espacios ajardinados y de ocio. El coste de la obra se estima en 19,57 millones de euros, y es la alternativa a la propuesta del Cabildo de Gran Canaria recogida en el Plan Territorial PTP-15, que contempla un viaducto como el de El Rincón (en Las Palmas de Gran Canaria) para despejar la desembocadura del barranco. La idea municipal ya fue puesta sobre la mesa hace una década por ecologistas y vecinos.
La construcción de la carretera de la costa rompió en dos mitades el pueblo de Bañaderos y su playa. Y la sentencia del Tribunal Supremo de 2011, que echaba tierra a la Variante interior que cruzaba las fincas de plataneras en explotación en su recorrido hasta El Pagador de Moya, solo sirvió para consolidar un trazado que iba a ser provisional. Ahora el Ayuntamiento pretende eliminar el impacto del actual trazado, por el que circulan a diario 32.167 vehículos, aprovechando la redacción del nuevo plan insular para ordenar la red viaria de Arucas a Guía (PTP-15).
El alcalde, Juan Jesús Facundo, ha presentado una alternativa que contempla "el soterramiento de la GC-2, dejando en superficie tanto la glorieta de Bañaderos (con el monumento de Pepe Dámaso) como el resto de movimiento locales, permitiendo una entrada y salida de los núcleos urbanos, fluida y ordenada". Para ello se libera la entrada a El Puertillo por la actual vía de servicio. El tramo afectado sería de 1.375 metros, de los cuales 907 metros serían soterrados, ya que el resto corresponde a las entradas y salidas ya en superficie del túnel.
La zona alta, ahora ocupada por el asfalto, quedaría libre para acondicionar una rambla-bulevar, carriles bici y espacios libres, similar a la obra que se ejecutó en el túnel de La Ballena (en Las Palmas de Gran Canaria) y permitió en este caso un gran parque y campos deportivos. En conjunto, la actuación ocupa 35.600 metros cuadrados, "que serán destinados a un uso más amable".
La obra respeta los dos carriles en ambos sentido de la circulación, además de aceras de auxilio. Y requiere el traslado de la estación depuradora (EDAR) situada junto al paseo marítimo hacia el otro lado de la actual autovía. El coste global es de 19.570.000 euros, evitando también el ruido que genera el elevado tráfico y realza el nuevo paseo marítimo.
Por contra, el Cabildo de Gran Canaria opta por un puente de 190 metros para poder dar salida a la desembocadura del barranco y evitar inundaciones. Así como un paso superior de 48 metros, con dos estructuras gemelas que forman una rotonda sobre la carretera en el enlace de Bañaderos.
"La elevación de la plataforma de la autovía acentúa el carácter de gran estructura y de separador físico". Juan Jesús Facundo se pregunta también "¿por qué se mete el Cabildo en el diseño del trazado, cuando compete al Gobierno de Canarias, que es quien financia la obra con el convenio del Estado, y no entra en esa cuestión?". Facundo recuerda que la división del barrio data de los años 70, cuando se habilitó esta vía rápida, y luego se consolidó con la sentencia. Precisamente, fueron los ecologistas de Ben Magec y la Plataforma contra la Variante de Bañaderos quienes apostaron por túnel de un kilómetro de longitud, aunque mucho más ambicioso, que pasaba por debajo de la glorieta de Bañaderos.
El alcalde aruquense insiste en que el Cabildo está a tiempo de no empecinarse, ya que no existe todavía un proyecto definitivo, ni ficha financiera. Eso sí, deja claro que van a luchar hasta el final, porque así lo decidió hace una década Arucas con una moción institucional y sus vecinos.
En estos momentos solo existe un terraplén como acceso normalizado entre el pueblo y la playa, donde residen 3.400 vecinos, además de otras zonas de paso que en realidad son drenajes del barranco. "La actual carretera puso un muro en 1974, y ahora se puede corregir". Juan Jesús Facundo defiende su viabilidad, y afirma que existe margen a ambos lados para desviar el tráfico mientras se ejecuta el soterramiento, en contra de lo que alega Política Territorial. "¿O es que el túnel tampoco afectará al tráfico?", se cuestiona.
