La inestabilidad creada por el paso del huracán tropical Leslie al norte del archipiélago canario en la madrugada del domingo dejó en las islas las primeras precipitaciones de otoño, con cifras significativas sobre todo en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, como los más de 50 litros por metro cuadrado en San Andrés, La Palma, o la máxima de las islas orientales, en Teror, donde en las dos últimas jornadas dejó un acumulado de 36,2 litros por metro cuadrado.

Estas cifras son solo la cara amable de un devastador sistema que en 48 horas ha dejado un reguero de destrucción primero en Portugal, donde entró con vientos de hasta 176 kilómetros por hora, donde provocó siete heridos, cientos de árboles e infraestructuras derribadas, y daños en las líneas de abastecimiento eléctrico que se tardarán semanas en reparar, para pasar por el interior peninsular y a de nuevo coger una inusitada fuerza en las costas catalanas, con precipitaciones que saldaban con 17 heridos, de ellos cinco graves. Esto antes de entrar en Francia, provocando un caos en la región de Aude, en el suroeste del país, cuyo último recuento sumaba diez fallecidos y decenas de pueblos incomunicados en la peor tromba de agua, de más de 180 litros por metro cuadrado en la madrugada del lunes, en la que se considera una de las mayores precipitaciones caídas en la zona en más de un siglo.

Este cuadro se produce en el continente europeo por el mismo ciclón que amagaba desde el domingo día 7 de octubre, y hasta casi el mismo sábado 13, con entrar de pleno sobre Canarias, o al menos sobre su franja norte, en uno de los episodios meteorológicos más inusuales de los últimos años, de ahí la constante incertidumbre provocada por su trayectoria y la dificultad de los distintos modelos para poder determinar su rumbo.

En el archipiélago, salvo las precipitaciones recibidas, que han caído prolongadas en el tiempo y sin causar destrozos, apenas se ha sentido el paso de Leslie con rachas de viento que no han llegado a superar los 70 kilómetros por hora, como ocurría con la máxima anotada este fin de semana en San Bartolomé de Tirajana.

En las aguas de entre islas sí que aún hay que extremar la precaución por áreas de mar gruesa y fuerte marejada y con vientos de hasta fuerza 7 en el canal Anaga-Agaete, pero que irá disminuyendo en las próximas horas.

Las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología para hoy martes descartan más chubascos como los de la madrugada del domingo y la madrugada del lunes, aunque los cielos del norte amanecerán nubosos para ir despejándose con el transcurso de las horas, y con baja probabilidad de lluvias débiles al caer el día.

Para el miércoles se repetirá la misma situación, con temperaturas prácticamente idénticas, así como el jueves, de nuevo con amago de precipitaciones débiles en el norte grancanario, poco probables en Lanzarote y Fuerteventura, pero con un viento del norte y nordeste que irá adquiriendo velocidad, "sin descartar rachas localmente muy fuertes en vertientes noroeste y sudeste y zonas altas".

Para el viernes las rachas de viento se harán notar algo más, "sin descartar rachas localmente muy fuertes en vertientes noroeste y sudeste y zonas altas en la primera mitad del día, con temperaturas sin cambios o en ligero descenso", según la misma fuente.