Los bancales se encuentran en un estado de absoluto abandono en Canarias. Y el reto de los expertos asistentes al Congreso Mundial que se celebra en estos días en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es buscar canales para rehabilitar este paisaje que se gestó con la población aborigen, y que se fue perdiendo de una forma especial a lo largo del pasado siglo, hasta su estado actual de deterioro.
Antonio Perdomo, profesor en la Universidad de La Laguna, aboga por darle una visión más agrícola al debate. "Los bancales solo tienen sentido si son cultivados, todo lo demás son medidas puntuales", resalta. Sin embargo, este objetivo choca con la falta de agricultores. El geógrafo e ingeniero técnico agrícola compara el panorama actual con el de un taxidermista que se queda con un animal disecado tras sacarle las vísceras. "De la misma forma, si el campo está sin vida vamos a tener un paisaje disecado".
El reto para su recuperación es fomentar la agricultura, aunque choque con una sociedad cada vez más urbana. A esto se suma, añade, el elevado coste que supone plantar en bancales, la mayor parte de los cuales se encuentran deteriorados. "La Política Agraria Común de la Unión Europa está acabando con la agricultura familiar y solo busca economías de escala. Con menos agricultores se quiere cultivar más tierras". Antonio Perdomo defiende un cambio en las políticas agrícolas, apoyando la actividad, ya sea como primera o segunda actividad.
La alternativa que plantea es la creación de alianzas que fomenten al sector agroecológico, que beneficiaría a las pequeñas explotaciones. Y, a su vez, buscar las mejores variedades que se adapten a cada terraza. "Tenemos muchas variedades propias de papas, por ejemplo, y lo mejor sería buscar sinergias con la agricultura ecológica".
Papas
El profesor universitario aclara que si bien durante la crisis se pudieron incorporar jóvenes a la agricultura, las condiciones para poder mantenerse en las condiciones actuales dificulta esta transformación que sería deseable en el sector agrícola.
"Tenemos que buscar un modelo productivo de calidad, que generen emociones, que no lleven productos químicos, y de variedades locales, que no se puedan encontrar en un supermercado tradicional. Lo local y la cercanía que propicie una economía circular", defiende Perdomo, que admite su desesperanza por la situación actual. Y pone como ejemplo la existencia de alguna profesional histórica con años en el mundo ecológico que está a punto de arrojar la toalla por falta de rentabilidad.
