Cincuenta y dos personas fallecieron y otras 98 resultaron heridas de diversa consideración este miércoles tras estrellarse una aeronave con 150 pasajeros a bordo en el entorno de Lomo Perera, en San Bartolomé de Tirajana. El avión, modelo 737, desapareció de los radares pasadas las 13.00 horas del mediodía cuando realizaba las maniobras de aproximación al aeropuerto de Gran Canaria, lo que disparó las alarmas en el Centro Coordinador de Salvamento Aéreo de Canarias, que tras recibir las alertas aeronáuticas activó a un avión del SAR para proceder a la localización del área del accidente y confirmar el siniestro.

Este sería el inicio de la crónica de un accidente aéreo real, pero tan solo son los datos que arrojó el Canasar 2019, el simulacro de accidente aéreo organizado por el Centro Coordinador de Salvamento Aéreo (RCC) de Canarias, diseñado para entrenar a los distintos equipos de rescate y para evaluar la capacidad de reacción y el nivel de coordinación entre los diferentes centros de emergencias en el desarrollo de las operaciones de búsqueda y rescate de víctimas en una catástrofe, donde hubo heridos de distinta consideración, personas ilesas, trastornados por el impacto y cadáveres, tal y como explicó el coronel Policarpo Sánchez, jefe del Servicio de Búsqueda y Salvamento Aéreo del Ejército del Aire.

Sobre las 13.00 horas de este miércoles se perdió la pista al aparato, y al tiempo que se produjo la alerta aeronáutica se produjo la activación de la baliza de emergencia que incorporan los aviones y que se pone en marcha tras un impacto. Al tiempo que el RCC envió un avión para localizar el impacto, alertó a las autoridades autonómicas, competentes en materia de seguridad.

Lomo Perera estuvo durante horas sazonado por la sangre de las víctimas, que tras el batacazo quedaron diseminadas en una superficie de casi dos kilómetros cuadrados. Llantos y gritos de dolor en una suerte de reclamo de ayuda ahogada por la fuerte humareda provocada por los cuatro fuegos ocasionados por los restos del fuselaje del aparato. Y al drama de las víctimas se sumaron dos explosiones de lo que simulaban ser bolsas de combustible del avión accidentado. En menos de una hora llegó el helicóptero Superpuma del SAR, así como el servicio de extinción de incendios de San Bartolomé de Tirajana y los bomberos del Consorcio de Emergencias, además de otro helicóptero del GES y numerosas ambulancias del Servicio de Urgencias Canario; tiempo después llegaron hasta Lomo Perera otros servicios como la Policía Nacional, Canaria y Local, y efectivos de Protección Civil de distintos municipios.

Y todo para atender a los 35 heridos leves, los 29 evacuados en ambulancias y 34 personas evacuadas en tres helicópteros a centros sanitarios como el Hospital San Roque, Hospital Negrín y centro de salud de Maspalomas. En un escenario paralelo, en el aeropuerto de Gran Canaria entró en juego la persona de contacto con las víctimas y sus familiares (PECO), la personas encargada de coordinar los nombre de los heridos, según explicó el Jefe del Centro Coordinador de Salvamento Aéreo, Eduardo Navarro. Es la primera vez que se incluye la figura del PECO en un simulacro de estas características realizado en Canarias.

En este ejercicio Canasar 2019 participaron observadores internacionales procedentes de los SAR de Portugal, Senegal, Marruecos, Cabo Verde, Mauritania y Costa de Marfil. El observador portugués, el comandante Hugo Ferreira, consideró importante participar en este ejercicio porque "como países vecinos y cooperantes es necesario que evaluemos y mejoremos los procedimientos para estar preparados para situaciones reales en el futuro". Por su parte, el representante caboverdiano, el comandante Petro Santana, reconoció la necesidad de participar en el simulacro "para importar a Cabo Verde nuevos conocimientos en situación de emergencias".

En su valoración del ejercicio desde el Puesto de Mando Avanzado, el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, recordó que tras la alerta los primeros en llegar al lugar del suceso fueron los efectivos del Ayuntamiento, tanto bomberos como Policía Local y de inmediato se sumaron Policía Nacional, Cruz Roja y otros organismos. En el simulacro participaron hasta 400 personas, 150 de ellas voluntarios de distintos institutos de Gran Canaria y de la ULPGC, y el resto personal de las distintas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.