Un campamento de verano por la normalización de la diabetes

Padecer diabetes a edades tempranas conlleva enfrentarse a barreras tales como no poder participar en las excursiones escolares ni unirse al viaje de fin de curso. En el caso de que se les permita, se solicita a las familias que estén presentes, hecho que hace a los niños y las niñas sentirse diferentes al resto de estudiantes.

No solamente se tienen que enfrentar a situaciones como esta, sino que los escenarios son múltiples. "Cuando tienen subidas de azúcar ellos se encuentran irritables e irascibles y eso les puede traer problemas con otros amigos, que no entienden lo que les está pasando", ejemplifica Lydia Blanco, gerente de ADIGRAN. Blanco explica que todo ello tiene un efecto directo en su autoestima, que se vería mejorada con mayor concienciación y sensibilización sobre la enfermedad. Frente a estas situaciones de discriminación, este campamento se presenta como una suerte de puerta de escape para ellos.

Los chicos y chicas participantes, de entre seis y 17 años, durante su estancia en el campamento realizan actividades deportivas y lúdicas que se desarrollan en cualquier otra iniciativa de características similares, "pero a la vez es un campamento educativo", comenta Blanco. Los niños, niñas y adolescentes cuentan con el apoyo de un equipo de profesionales compuesto por médicos, enfermeros, nutricionistas y psicólogos centrados en el bienestar de los menores.

"Intentamos dar educación sobre lo que es el control de la diabetes para que ellos vayan concienciándose y aprendiendo a controlarla sin depender tanto de sus padres, lo cual les va dando autonomía", detalla Blanco. El compañerismo es el protagonista: "Hay niños, por ejemplo, que vienen y no se quieren pinchar solos, pero ven a otros compañeros de la misma edad que lo hacen. Se apoyan, comparten experiencias y aprenden unos de otros".

La iniciativa, en este sentido, es una experiencia enriquecedora para los pequeños, pero también para los profesionales que les acompañan. "Para el equipo sanitario, el vivir el día a día de la diabetes y no solo lo que se ve en los despachos detrás de una mesa les ayuda a aprender más y a empatizar más a la hora de entender y de crear un vínculo con los niños y los pacientes en general, de la edad que sean", asegura Blanco. "Un vínculo que favorece después la adherencia al tratamiento".

Los jóvenes se tienen que pinchar insulina de manera regular y controlar cómo tienen los niveles de azúcar y, además, necesitan saber cómo combinar el ejercicio físico con la comida y la medicación. "Suelen ser niños más responsables que el resto de su edad", asegura Blanco.

Canarias, a la cabeza

Las islas presentan la tasa de diabetes tipo 1 (DM1) más alta de toda España y ocupa los primeros puesto a nivel europeo, según datos presentados del último congreso de la Sociedad Española de Diabetes, de abril de 2019. Este tipo de diabetes es de origen autoinmune por lo que, a diferencia de la diabetes tipo 2, no se puede prevenir y no va asociada a malos hábitos de vida. Además, se diagnostica mayoritariamente durante la infancia.

Los chicos y las chicas participantes en el campamento de verano de ADIGRAN comenzaron el pasado lunes 24 a compartir experiencias en el albergue La Hoyilla, en La Aldea de San Nicolás, lugar que este año acoge el encuentro que se prolongará hasta el próximo domingo.

Esta actividad ha sido declarada de interés sanitario por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias y desde la organización destacan que en iniciativas como esta "los jóvenes con diabetes encuentran un lugar para aprender sobre su patología" y que, además, "ofrece a los padres y cuidadores unos días de descanso, muy necesarios también para su salud".