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El fuego toca el museo de Barranco Hondo

Las llamas queman la entrada, ocasionan un desprendimiento y ponen en peligro el valioso patrimonio religioso y etnográfico de casas cueva

Yéremi Martín, con una carretilla, sillas y una serie de enseres calcinados. ANDRÉS CRUZ.

La Unesco declaró en julio Patrimonio Mundial el paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Y uno de sus grandes atractivos de este conjunto es Barranco Hondo de Gáldar, que mira en el horizonte los secretos de Risco Caído.

Los vecinos aseguran que el incendio pasó como un huracán por la zona. Un vecino relata que en apenas una hora cruzó desde la planta embotelladora de agua Fuente Bruma en el barranco de La Degollada hasta la presa, a varios kilómetros de distancia, con el pueblo en medio.

Una mirada al lugar muestra la 'limpieza' que hizo con la vegetación, llevándose por delante pitas, tuneras y otras especies del lugar. Y, sobre todo, cultivos de frutales, enseres, el frontis de muchas casas y algún coche.

La lista de damnificados incluye La Cueva Museo Etnográfico Barranco Hondo de Abajo. La colección allí expuesta pertenece Juan Cubas, y recoge mobiliario, aperos de labranza, enseres y utensilios domésticos. Así como muchas prendas y objetos religiosos, que constituyen una joya de la que el Cabildo de Gran Canaria ha mostrado interés por su adquisición, según el dueño.

El fuego quemó el cableado, calcinando parte de la puerta de madera de una de las estancias, y ocasionando un desprendimiento en el frontis. "Estuvo a 25 centímetros de quemarse lo más valioso, y si se pierde...", según Juan Cubas. No en vano, al lado estaba la cueva en la que se muestran los objetos más relevantes del museo, con lo cual las consecuencias hubieran sido especialmente trágicas, incluido el ropero de trajes de sacerdotes, cuadro, recuerdos y muchos bienes históricos del museo.

En el suelo se encontró una imagen del niño Jesús. "Sería que salió a apagar el fuego", declara con aire religioso. "Humanamente, lo mejor es que no se perdió a nadie por el incendio. Fue una cosa milagrosa". Juan Cubas estuvo ocho días fuera de Barranco Hondo, en casa de un familiar. Tanto por el primer incendio, como por el segundo, que causó los mayores estragos.

"No podíamos respirar. Era increíble". José Armando 'Pillo' Martín, trabaja con su hermano Javier y su sobrino Yéremi, para tratar de reponer los desperfectos. "El fuego fue terrible". Un palomar quemado, el interior de una pequeña cueva para guardar papas afectada, motores, tubería de riego perdidas...

"Cuando nos desalojaron es que ya no se podía respirar, era increíble", recuerda 'Pillo'.

Los hermanos son cazadores. Y aseguran que es bueno que se prohíba ahora dos años la actividad con los conejos, para facilitar su recuperación. Incluso, este fin de semana le han llevado trigo y cebada para su comida, ya que el fuego ha acabado con buena parte de su subsistencia.

Perales, nogales y olivos. Los frutales y matos están abrasados del calor y el fuego en su finca del Pedregal. En años anteriores han cogido unos 50 kilos de nueces. Pero ahora será imposible pensarlo, porque está todo perdido.

Julia Guedes y Armando Cubas tratan de eliminar los restos del incendio. Pero la imagen de dos bombonas completamente peladas y otra tercera próxima ponen al descubierto la verdadera amenaza que pesó sobre su casa y la de los alrededores, si hubiesen explotado.

Julia trata de limpiar las plantas, con las que ella hace jabones y otros productos naturales. La barandilla de madera se ha quemado y se acumulan las frutas abrasadas. "Sabía que si ardía el barranco, ardía también esto".

El interior aparece intacto, aunque han entrado restos de las brasas y algo de humo. La casa tiene unos 70 años. Era una escuela y luego salón de baile. Y hace medio siglo, el conocido como salón de Agustín, fue el primer lugar en el que estuvo depositada la Virgen de Fátima a su llegada al barrio. Y los niños de la época pudieron allí seguir la llegada del hombre a la Luna por una tele.

En algunas fincas se pueden observar sombrillas, tumbonas y sillas derretidas. Por allí lanzaron bombas, pero de fuego.

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