La Sala Lola Massieu de Santa Brígida acoge la exposición del artista grancanario y director de la Escuela Luján Pérez, Orlando Hernández. La muestra está formada por seis piezas escultóricas de hierro, de formato medio, junto a sendos dibujos, y su interpretación queda abierta al espectador.

Orlando Hernández aprendió el oficio de herrero en Barcelona. La exposición, que podrá contemplarse hasta el próximo 18 de noviembre los miércoles y viernes de 18:00 a 20:00 horas, presenta una serie de dibujos a modo de complemento de las piezas escultóricas. "Son dibujos de las esculturas.. Yo hago la obra y cada uno tiene una visión particular, aunque uno intenta explicar el criterio que ha seguido para hacer la obras, pero cada uno la interpreta libremente". El escultor defiende que el arte tiene que ser libre y creativo. "No solo la escultura y la pintura, también la literatura. Uno lee un cuento y la visión de cada persona al final es diferente. Tengo un punto de arranque de inspiración en la literatura. Junto a mis esculturas siempre he puesto algún poema".

Expuso por primera vez en el Club Prensa Canaria en 1984, hace ya 35 años. "Mi obra no está planificada, va saliendo a medida de lo que voy trabajando. Las piezas de hierro son como proyectos de algunas esculturas de mayor tamaño, son como bocetos de escultura y realmente el trabajo del hierro forjado lleva su esfuerzo". Asegura que le gusta mucho trabajar el hierro porque es una obra directa, "como los dibujos que yo hago. Lo que tú haces se queda, no hay otra manipulación. El hierro permite eso y por eso me gusta mucho. Es un trabajo un poco duro, porque estás siempre con el fuego, pero lo compensa".

La suya es una técnica rudimentaria con mucha fuerza. "A principio del siglo XX comienza, con Julio González y Picasso, que es cuando empiezan a descubrir el hierro como un material para la escultura, que antiguamente no se usaba o se usaba muy poco. Siempre se usó el mármol. En el siglo XX sí se emplea y luego lo han hecho Chirino, Chillida y todos estos grandes escultores".

Relevo generacional

Reconoce que dedicarse a ello en la isla es quizás más complicado, "pero esto lo elige a uno, nosotros no elegimos las cosas. El material elige a uno por su carácter y su forma de expresarse, que es cuando se acomoda bien ese material. Me siento más identificado porque me gusta la obra muy directa, y eso el hierro me lo permite".

La obra fue inspirada en verano. "Me llamó Rafael Franquelo para proponérmelo con el objeto de que la sala Lola Massieu coja vida. Me ilusionó mucho. La idea suya es apostar por gente joven que está empezando. Yo estoy en la Escuela Luján Pérez y estoy preocupado por incorporar a gente joven al mundo del arte".

"Me pareció una idea estupenda y quise apoyarla. No solamente con la incorporación de gente joven sino también con gente olvidada. La idea me atrajo bastante y por eso he tenido en cuenta los incendios del verano en la isla. Este fuego yo lo uso como amigo para forjar las piezas", indica.

El incendio forestal es para él ese fuego incontrolado que cambia el paisaje, ese paisaje que pintaron tantos artistas de la Escuela Luján Pérez. "Al final nos queda un estado de angustia. Como yo hago una obra muy expresionista, este hecho fue la motivación de esta obra que ahora expongo. Uno refleja lo que siente en su obra, no tiene que ser lo que ve, sino lo que siente". "Yo veo que hay gente joven que quiere retomar la obra artística, la escultura, la pintura, y eso anima bastante. Posiblemente la mía no sea la técnica que más se emplea, se emplean más otros materiales y no el hierro. No sé si en las escuelas de arte se están dando este tipo de técnicas, pero indudablemente sería interesante. Yo en la Escuela estaría encantado, aunque no tenemos el espacio para crear en el taller, pero sí me gustaría mucho darle un impulso a este tipo de trabajo, que es muy artesanal, de los antiguos herreros", sentenció.