El mástil de la bandera del Cabildo en la Fuente Luminosa de la capital grancanaria se desmontará un domingo de diciembre o enero, aún por concretar, y acabará como chatarra. La retirada de la polémica superbandera costará 12.047 euros y la obra ha sido adjudicada a la empresa Imesapi, que utilizará dos grandes grúas para trocear el poste y trasladarlo a un vertedero, según adelantó ayer el vicepresidente y consejero de Obras Públicas del gobierno insular, Miguel Ángel Pérez, quien explicó que se trata de "una decisión política" fundamentada en los informes de los técnicos de ese departamento, pues la alternativa de arreglar el mástil y volver a colocar las insignias conllevaría un gasto de 47.385 euros al año.

Pérez firmó esta semana la resolución para retirar de forma definitiva el mástil de la Fuente Luminosa, cuyo motor y estructura que no se han utilizado en los últimos cinco años y presentan evidentes signos de corrosión por la cercanía al mar, con el consiguiente peligro de caída sobre la plaza o la avenida marítima.

A principios del año 2018, tras los avisos de los técnicos del Cabildo sobre el deterioro del mástil por la oxidación, el entonces consejero de Obras Públicas y actual presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, encargó un informe sobre las posibles soluciones.

Ese informe propuso dos alternativas. La primera consistía en la reparación, mantenimiento y explotación de la bandera, con un coste total de 47.385 euros y una cifra similar cada año para la conservación del poste y de la maquinaria para subir y bajar las banderas. La segunda opción era la retirada del mástil, el troceado y envío al vertedero, con un presupuesto de 13.600 euros que han quedado rebajados a 12.047 euros.

La alternativa de mantener la bandera, según ese dictamen de Obras Públicas, tendría los siguientes costes: 5.550 euros por la evaluación del estado actual del mástil y realización del informe técnico; 14.877 euros para la puesta a punto del mástil; 11.518 euros anuales para el izado de las banderas; 3.500 euros para el mantenimiento de la instalación eléctrica y contrato de suministro; 7.438 euros por la conservación del mástil en los años siguientes y 4.500 euros para la compra de banderas, al menos una de Gran Canaria al año por el desgaste del uso. Las insignias, pues también se colocaban una vez al año las banderas de España y de Canarias, debían tener unas dimensiones de 21 metros de largo por 14 de ancho, confeccionadas en poliéster y colores vivos, más una malla de 10 centímetros a lo largo de los 14 metros para disminuir el desgaste por flameo, así como una vaina reforzada en el cabo del izado.

A falta de decidir la fecha exacta de la retirada, el contrato con la empresa adjudicataria establece que se realizará un domingo en horario diurno, de 7.30 de la mañana a 18.30 horas de la tarde. En esas once horas se utilizarán dos grúas, una de 300 toneladas y otra de 150 toneladas, lo que obligará a cortes de carriles en las calles colindantes.

La superbandera se instaló en el año 2006, por iniciativa del entonces presidente José Manuel Soria, y estuvo envuelta en la polémica desde el principio, por su alto coste, 300.000 euros, y por la caída del paño a los pocos días. Desde 2014 no ondea.