Los escombros y enseres de la vivienda que se derrumbó la mañana del viernes en La Atalaya de Santa Brígida han acabado en una ladera cercana, que además forma parte del Paisaje Protegido de Tafira, un espacio natural de la Isla. Ante la incredulidad de los vecinos, los restos de la casa fueron cargados ayer sábado en un camión y arrojados desde la carretera hacia el barranco, en un evidente atentado contra el paisaje y el medio ambiente.

Residentes en la zona aseguraron que el vertido de los escombros se realizó ante la pasividad de la Policía Local de Santa Brígida, por lo que avisaron al Seprona de la Guardia Civil para denunciar los hechos. La operación se realizó a plena luz del día y a la vista de las personas que transitaban a esas horas por la carretera general de La Atalaya.

En las fotos tomadas por los vecinos se aprecia el momento en que los operarios encargados del desescombro de la vivienda cortan el tráfico en la vía GC-80 para colocar el volquete del camión hacia el denominado Barranco de Dios y después vierten el contenido sobre la vegetación allí existente. Aparte de tierra, piedras, maderas y plásticos, se distinguen sillas, sombrillas, botellas y hasta un colchón de cama.

El Ayuntamiento de Santa Brígida, por boca del concejal de Urbanismo y Vivienda, Martín Sosa, también mostró su sorpresa por el daño medioambiental y responsabilizó al propietario del edificio siniestrado, José R. S., que se ha hecho cargo desde el primer momento de la limpieza de la calle y del solar. Aparte de las actuaciones de la Guardia Civil, que durante la mañana estuvo realizando indagaciones sobre el atentado paisajístico, el Ayuntamiento está a la espera de recibir los informes de la Policía Local y del Seprona, pero no descarta tomar medidas contra los infractores, según adelantó el concejal.

Herida

El derrumbe hirió a una mujer que en ese momento pasaba en su coche y que tuvo de ser trasladada al Hospital Doctor Negrín por las contusiones. La conductora, Vanessa M. S., recibió el alta médica horas después. El vehículo quedó totalmente aplastado por la caída del muro del inmueble, de unos 200 años de antigüedad y abandonado desde hace una década.

La retirada de los materiales del edificio caído en la calle Cura Navarro, la principal vía interior del barrio de La Atalaya, también provocó por la tarde la rotura de una tubería y el consiguiente derrame de agua de abasto por las inmediaciones de la casa.

Los residentes que denunciaron el vertido también protestaron por la actitud de la Policía Local, pues a su juicio debió impedir la actuación de los operarios del camión. Al respecto, explicaron que cualquier mínima obra en sus viviendas “necesitan un rosario de licencias municipales y del Cabildo, por estar dentro de un espacio natural protegido, y en este caso la Policía Local no intervino, por lo que hubo que llamar a la Guardia Civil”.

Al respecto, el concejal Martín Sosa confirmó que algunos vecinos llamaron a la Policía Local y al llegar los agentes vieron que el vertido ya se había realizado, por lo que dejaron el caso en manos del Seprona de la Guardia Civil, que es el cuerpo de seguridad encargado de los delitos medioambientales.

“El Ayuntamiento no tiene nada que ver con el vertido; el único responsable es el propietario, que se comprometió a despejar la calle de los escombros”, alegó Sosa, quien se sorprendió de que los enseres que estaban dentro de vivienda abandona hayan acabado en un lugar a apenas 50 metros en linea recta, aunque los camiones tuvieron que dar un rodeo con la carga.

“Por esa zona pasan muchos tuberías y es habitual que alguna se rompa cuando se hacen obras, pero lo que no es normal es que se depositen los escombros en una ladera que está en un espacio natural protegido”, señaló el concejal, quien precisó que el arquitecto municipal y los técnicos de Vías y Obras, junto al Consorcio de Emergencias y la Policía Local, establecieron desde el viernes un protocolo para despejar las calles Cura Navarro y Concejal Navarro Suárez para que los vecinos pudieran acceder a sus viviendas.