El Cabildo de Gran Canaria, dos ayuntamientos y varias entidades públicas y privadas estudian la puesta en marcha de un plan de dinamización turística en la zona centro de la Isla que tiene como proyecto estrella la creación del denominado Circuito de la Botánica, el Volcán, la Artesanía y el Vino de Gran Canaria, una antigua idea para atraer visitantes que busquen algo más que sol y playa.

La propuesta técnica, redactada por Juan Manuel Febles, arquitecto y urbanista, y Alejandro Betes, experto en turismo rural y de naturaleza, está sobre la mesa de las principales instituciones grancanarias y plantea "una ruta por el centro de la Isla aprovechando las infraestructuras ya existentes para fortalecer el atractivo turístico y las actividades económicas".

El documento propone un acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, varias consejerías del Cabildo (Turismo, Empleo y Desarrollo Local, Patrimonio, Medio Ambiente, Planeamiento, Sector Primario, Industria y Comercio) y los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria y la Villa de Santa Brígida, así como la empresa de guaguas Global y las bodegas enclavadas en el entorno del barranco de Guiniguada y el Monte Lentiscal.

El Plan de Dinamización e Infraestructura Turística 2019-2023 apuesta por crear "un parque temático natural" y "la búsqueda de la sostenibilidad presente y futura del destino turístico de Gran Canaria", así como "la transformación de aquellos municipios cuya economía principal no se basa en el turismo, articulando las diferentes actividades económicas de modo que queden enfocadas a una nueva visión de futuro, involucrando para ello a la población local, considerada como la más idónea para desarrollar y mantener este proyecto".

"Esta es la razón -añade la propuesta- por la que los Planes de Dinamización Turística conceden tal importancia a la formación de la población y al asesoramiento de las empresas locales del ámbito de actuación".

Objetivos

El documento enumera hasta siete objetivos. El primero es "la puesta en valor y el uso turístico de los recursos histórico-artísticos, culturales y naturales potencialmente turísticos". Le sigue "el estudio y diseño de políticas y estrategias de producto, precio, promoción y comercialización". Como tercera y cuarta finalidad están "la articulación de los recursos, servicios y oferta turística como producto y su integración como destino" y "el desarrollo de una oferta de servicios turísticos de calidad".

El quinto objetivo es "la creación de nuevos productos turísticos basados en la explotación innovadora de recursos respetuosos con el medio ambiente", mientras que el sexto es "el fortalecimiento y la integración del tejido empresarial mediante el fomento del asociacionismo, el asesoramiento y el apoyo a las empresas". Por último, cita "la integración del destino en redes que ofertan productos turísticos de características similares".

A juicio de los redactores, este plan se debe articular a través de la concesión de ayudas y subvenciones del Ministerio al Cabildo y a los municipios interesados, previa presentación del correspondiente proyecto y la firma de un convenio de colaboración. Así, la financiación corresponderá de forma paritaria a las cuatro administraciones públicas participantes.

La ruta es coincidente en gran parte con la cuenca del barranco Guiniguada, que está flanqueada en su desarrollo por las cuencas de los barrancos de Teror y Tamaraceite por el noroeste y por las cuencas de los Barrancos de Telde, Las Goteras y un conjunto de pequeños barrancos que se desarrollan hacia el este desde el Lomo de Santo Domingo. Por el suroeste limita con la cuenca de Tejeda-La Aldea.

Parte de los lugares de interés se encuentran en la cuenca de Las Goteras. La vía principal que recorre el Guiniguada a partir de la capital, justo desde la desembocadura del barranco, es la carretera del Centro, que discurre por los términos municipales de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Brígida atravesando sus respectivos cascos antiguos.

Desde la conquista, el barranco Guiniguada fue el que facilitó el acceso hacia el interior de la isla, aunque la vía principal discurriera por lomos. En el barranco se disponía de agua corriente y en las laderas de las cotas altas se encontraban, los bosques más feraces de laurisilva y, por consiguiente, los mejores suelos para el establecimiento de la agricultura. Con esta actividad aparecieron las múltiples instalaciones y actividades asociadas al poblamiento, la subsistencia, el intercambio y la exportación de productos agrícolas.