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Entrevista | José Antonio Quintana

"Muchos canarios fueron masacrados durante la dictadura de Machado en Cuba"

"Lamentablemente, no se tuvo en cuenta el gran aporte social que hicieron los emigrantes canarios en Cuba", explica el escritor

Quintana, en la presentación de su obra en Firgas el viernes. JUAN CARLOS CASTRO

¿De qué trata la obra que presentó el viernes en Firgas, Crónica de una matanza impune ?

Es un ensayo que analiza la repercusión que tuvo en la prensa cubana uno de los sucesos más trágicos relacionados con Canarias y Cuba. Concretamente, un secuestro que sucedió en el mes de marzo de 1926, en el centro de la isla, en la provincia de Ciego de Ávila. Tres obreros agrícolas de origen canario, Secundino González, Ernesto Rodríguez y José Pérez, ayudados por un cómplice también canario, Domingo Chinnea, secuestraron a un rico terrateniente, el coronel Enrique Pina Jiménez, una especie de señor feudal que trataba de manera despiadada a sus obreros.

¿Qué pasó?

El 3 de marzo de 1926 ocurre lo que va a desencadenar el relato del libro: esa masacre de ciudadanos canarios, fundamentalmente, y campesinos, la mayoría inocentes, que no tenían que ver con el secuestro de Pina. De manera sensacionalista, la prensa dice que es el secuestro más sensacional ocurrido en Cuba en los primeros años del siglo XX. Los principales periódicos nacionales envían a sus corresponsales hacia Ciego de Ávila, y además en el territorio avileño, los dos periódicos más importantes también se incorporan a cubrir el secuestro. Diariamente, los rotativos en primera plana publicaban información sobre el hecho, que en su mayor parte era especulativa. Empezaron a involucrar a personas inocentes para rellenar, y ello provocó consecuencias catastróficas.

Se refiere a la masacre indiscriminada de canarios...

Mientras Pina estuvo secuestrado, nacionalmente se adoptan medidas para capturar a los secuestradores. Fue un año funesto incluso para las relaciones entre Cuba y Canarias. El país se encontraba en una situación económica muy difícil, una crisis por los bajos precios del azúcar. El principal renglón económico era la industria azucarera, era monoexportador y monoproductor, todo dependía del azúcar. Los campesinos, al estar en crisis la principal actividad económica, vivían en el desempleo. En el campo, al no tener posibilidades legales para ganarse el sustento, se fue fomentando el bandolerismo rural y social. Tomó impulso también porque había mucha ignorancia, bajo nivel cultural y educativo, y las redes de campesinos protegían como un acto de rebeldía la injusticia social que padecían.

Y Machado actuó...

Machado envió al Ejército a perseguir a los secuestradores, envió también a uno de los jefes de la policía secreta, un hombre de su entera confianza que se llamaba Manuel Rodríguez Batista que, por paradojas de la vida, era canario y había peleado junto a Machado contra el colonialismo español. Comienzan los asesinatos, no capturan a los secuestradores, pero sí a su cómplice, Domingo Chinnea, al que asesinan en la cárcel de Ciego de Ávila junto a más canarios y otras personas que nada tenían que ver, y los presentan como suicidados.

¿Qué rol social jugaban los emigrantes canarios en Cuba?

Lamentablemente, y lo digo así en el libro, no se tuvo en cuenta el gran aporte social que habían hecho a Cuba. El canario se destapó por ser laborioso, trabajar en los lugares y actividades económicas más difíciles, demostrando su gran fuerza física, y siempre se llevaba muy bien con los cubanos por su idiosincrasia y su carácter alegre. Dentro de las masas de inmigrantes que llegaron a Cuba procedentes de toda España y otros países también, los canarios ocuparon un lugar predilecto por este motivo.

¿Qué le llevó a escribir este libro?

Esta investigación la empecé cuando tenía 27 años. Yo era lo que aquí se llama cronista de un municipio, historiador en el pueblo de Venezuela, y tenía a mi cargo el asesorar en todo lo que era la investigación histórica, la enseñanza de la historia local en diferentes niveles. Este era uno de los hechos más importantes de la historia municipal, y no había tenido un estudio exhaustivo al respecto. Como historiador, tenía un buen tema que no estaba suficientemente investigado. En la esfera sentimental, estaba el hecho de que soy nieto de canarios. Y el libro yo también lo hice motivado por eso, para rendir homenaje a mi abuelo y a todos esos canarios que llegaron al país a contribuir con su sudor y su sangre tanto a la economía cubana como a la libertad.

Es un tema muy difícil de escarbar, ¿cómo fue ese proceso de búsqueda de datos?

Para yo poder hacer la investigación, hice entrevistas a supervivientes de la época, que quedaban muy poquitos. Entrevisté, por ejemplo, a Rosario Socorro, que era una canaria de más de 90 años. Ella me contaba cómo hubo un éxodo, entre las consecuencias de los sucesos, fue el éxodo de los campesinos canarios. Como les estaban asesinando, muchas familias tuvieron que huir y abandonar su hogar para no morir.

Habrá leído mucho también.

Realicé varias entrevistas en la región, me fui a trabajar en el Archivo Nacional, revisé los periódicos y la literatura de la época... La investigación se basa en fuentes documentales, fundamentalmente, y en fuentes orales, y predominó por cuestión cronológica las fuentes documentales porque ya quedaban pocas personas vivas. Tuve la suerte de conocer a un historiador autodidacta, Felicito González, que me donó parte de su investigación y él si pudo entrevistar a personas de la época, incluso al juez que tuvo que ver con los hechos.

¿Cómo afectó este hecho en las relaciones que mantenían Cuba y Canarias?

Más bien fue con las asociaciones de los emigrantes canarios en Cuba, porque el Gobierno central estaba en Madrid. El embajador en La Habana era de España, no de Canarias, y no tuvo una actitud positiva hacia lo que padecieron los inmigrantes canarios, no protestó. Pero esa decisión hizo que finalmente fuera destituido. Incluso el Gobierno español intentó en su momento un monumento al dictador Machado en Madrid.

¿Por qué impune?

Impune porque no solo se distorsionan los hechos, no le pasa nada a los asesinos, sino que también se les premia al final. Al teniente coronel Desiderio Rangel, que fue el que dirigió la persecución por parte del Ejército, lo ascienden a coronel. Al cabo Rosales, que fue el que ejecutó personalmente a Secundino, Domingo Chinnea y otras víctimas, fue ascendido a sargento. Manuel Rodríguez Batista, alias Colinche, el canario que era oficial de la policía secreta de Machado, no solo se le dejó dirigir la represión desde el silencio, sino que fue ascendido a jefe de la escolta del presidente de la República.

¿Es cierto que la historia la escriben los vencedores?

Sí, esta pudiera ser una causa, no lo dudo. Lamentablemente, los historiadores son personas que responden a una formación política, a la sociedad, a su estatus, al poder... Y a muchos de los de esa etapa no les interesaba este tema porque estaban implicadas personas con poder. Si las víctimas hubieran sido los hacendados, si la historia fuera al revés, se hubieran dedicado libros. Pero como fueron personas humildes, nada se escribió de ellos. A mi juicio fue silenciado porque no convenía. Coincido con esa visión de que, como eran personas humildes, no era conveniente hacer muchos rollos en la prensa. Tras haber pasado el secuestro, se prefirió mantener en silencio esa página sangrienta y oscura en la historia de Cuba. Soy consciente de que hay que darle voz a aquellos que no la tienen, porque si no lo hacemos nosotros, que tenemos sensibilidad hacia estas personas, entonces nadie lo va a hacer.

¿Cómo ha sido la reacción de los canarios cuando ha expuesto este relato?

La reacción, desde el punto de vista intelectual o académico, ha sido muy positiva, porque se desconocía este hecho. De aprecio por el resultado divulgativo, de apoyo para que haya una tercera edición ampliada y corregida, con más imágenes y más calidad en la impresión.

¿Y sentimentalmente?

Desde el punto de vista sentimental, también ha tenido repercusión porque se ha visto el sufrimiento, el sacrificio de los familiares canarios que emigraron a Cuba. Para nadie es un secreto que muchos canarios tuvieron antepasados como inmigrantes, y un poco han visto reflejado en ese sufrimiento de quienes fueron perseguidos y masacrados a sus propios familiares, el miedo que pudieron sufrir en aquella época. Incluso muchos desconocían que sus familias en Cuba habían tenido ese temor, que se habían visto perseguidas, que habían tenido que huir por esto. En algunos casos, los indianos que regresaron de Cuba contaron esa historia, pero de manera general o como algo colateral, una mención, pero ahora han podido conocer de primera mano la magnitud del hecho, de solidarizarse un poco.

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