"Estamos tiznados", cuenta angustiada Teodora Afonso, vecina de Tasarte, junto a su marido, Gabriel Segura, en la residencia de mayores de La Aldea, donde han pasado la noche a causa del incendio que azota desde el sábado esta zona de Gran Canaria. Sobre las 4 de la mañana efectivos de la Guardia Civil se vieron obligados a sacarles de su vivienda y llevarles a un lugar seguro. En un principio iban dirección a la playa, donde han pasado la noche unas 100 personas. "Pero la cosa se complicó, dio media vuelta y nos trajeron aquí", señala ella.

No han dormido en toda la noche, pues, a pesar de su avanzada edad, se pusieron manos a la obra con mangueras para intentar refrescar a sus perros y a su propia casa. "El fuego estaba casi por los cuatro costados", indica aún con el susto en el cuerpo. Apenas pudieron coger algo cuando se marcharon.

Por el momento, desconocen cuándo podrán volver a casa y cómo ha quedado la zona tras el paso del fuego. "Mi hija me dijo por teléfono que el perro se ha quemado", señala Afonso. "La huerta de mangos también está perdida", apunta, mientras es arropada de otros vecinos evacuados de Tasarte.