El equipo de investigación del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), de la red de centros de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha liberado esta semana en la Gran Canaria a catorce culebras reales de California con un radiotransmisor implantado.

Un comunicado del IPNA-CSIC destaca este martes que los aparatos informarán sobre la posición de las culebras en cada momento, permitiendo el seguimiento de un año a estos reptiles y desentrañarán cuánto se mueven y dónde se refugian, un estudio que, asegura, contribuirá al programa de control de la especie invasora.

Reproducción

Entre las acciones de investigación planteadas en el marco del proyecto, que está financiado por la Fundación BBVA para el estudio de la invasión de estas culebras en Gran Canaria, se incluye el seguimiento de individuos con un radiotransmisor para esta especie.

Con esta técnica, cada animal porta un aparato que emite una señal específica que, con posterioridad, es recibida por un receptor que tienen los investigadores. Este proceso permitirá a los científicos realizar un seguimiento exhaustivo de los patrones de movimiento de las serpientes y, además, poder detectar y caracterizar sus refugios o analizar su actividad diaria o estacional.

Dado que se ha liberado tanto machos como a hembras con estos transmisores, se podrá estudiar asimismo el comportamiento espacial reproductivo de esta especie invasora.

Según los científicos implicados en este proyecto, este seguimiento "permitirá obtener datos cruciales para entender la expansión de la culebra real de California en Gran Canaria, que pueden ser de gran utilidad para el programa de control de la especie".

La nota desvela que los ejemplares utilizados para el estudio han sido capturados dentro del Plan Estratégico para el Control de la Culebra Real de California en Canarias (2019-2022), que financian el Gobierno canario y el Cabildo de Gran Canaria y desarrolla la empresa pública Gesplan.

Los investigadores de este estudio recuerdan además que esta especie invasora ocasiona efectos ecológicos devastadores en los ecosistemas de la isla de Gran Canaria, por lo que todos los esfuerzos dirigidos a contener su expansión, tanto dentro de la isla como en el resto del archipiélago, deben tratarse como un asunto de máxima prioridad.