En mayo pasado se cumplió un año de la publicación de una de estas crónicas en las que lamentábamos la desaparición de forma incomprensible de los escapularios que desde 1802 adornaban la imagen de la Virgen de las Mercedes de Guía y del Niño que sostiene en brazos, pérdida lamentable descubierta después del año 2004 cuando fue llevada a la catedral para la exposición titulada La Huella y la Senda, a partir de cuyo momento la talla se presentaba para su veneración sin aquellas prendas que había lucido desde que el imaginero Luján Pérez la tallara en los albores del siglo XIX.

Entonces, advertida la ausencia, se indagó incansablemente llegándose a la conclusión, según la creencia de los responsables de la muestra en el templo catedralicio que interpretaron "que se habían quedado en Guía ante el temor de su extravío" y en la localidad norteña se pensó que se habían perdido en aquel traslado, resultando infructuosa la búsqueda.

Hace un año prometíamos hacer las gestiones necesarias para un encargo de nuevos escapularios a cualquiera de los conventos mercedarios peninsulares para que se completara la presentación iconográfica de esta hermosa talla salida de la gubia del imaginero guiense realizada a principios de 1800 por encargo de los curas hermanos Lorenzo y Gaspar de Montesdeoca, este último en aquel momento mayordomo de la Cofradía de la Merced en aquella parroquia, devoción establecida por lo menos antes de 1730 en que ya aparece una anterior imagen en su antiguo emplazamiento de la iglesia situada en el inicio de la nave del Evangelio, donde hoy se venera el San Sebastián también lujaniano.

La devoción mercedaria en nuestras islas ha quedado ampliamente descubierta por el sacerdote e investigador Julio Sánchez Rodríguez y recogida en su libro La Merced en las Islas Canarias, tarea en la que se involucró de forma que sus páginas recogen abundantes datos históricos referidos a esta devoción extendida en casi todas las localidades del archipiélago.

Y ha sido precisamente Julio Sánchez Rodríguez quien contribuyó al cumplimiento de la promesa realizada hace un año, pues sirvió de generoso interlocutor, por el conocimiento que posee de la vida y la historia mercedaria a consecuencia de sus investigaciones para su libro, para lograr la localización de un convento mercedario de los pocos que se dedican -o se dedicaban- a la confección de esta prenda religiosa, gracias a cuyas gestiones la imagen de las Mercedes de Guía y el Niño tiene desde hace días nuevos escapularios ricamente bordados y realizados en el convento de San Andrés de las Mercedarias Descalzas de la localidad andaluza de Marchena.

Don Julio pudo contactar con aquella casa conventual desde donde le contestaron que en aquel momento contaban, por casualidad, con uno que se apresuraron a enviárselo para satisfacción personal del cronista, gratitud que siempre agradeceremos, testimonio gráfico recogido en las fotos que ilustran estas notas con las Mercedes antes y después de incorporarse a la imagen la prenda religiosa objeto del presente comentario.