Dos millones de litros de aguas fecales. Ese es el caudal que a diario viene recibiendo la playa de Bocabarranco, en Jinámar, debido a que la depuradora construida hace tres años en la zona es incapaz de asumir el volumen de residuos líquidos que le remiten, a través de colectores, los municipios de Telde, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Brígida y Valsequillo.

De la importancia del derrame da fe el hecho de que este equivale al agua que cabe en una piscina olímpica, con unas dimensiones de 50 metros de largo por 20 de ancho y una profundidad media de otros dos.

El complejo de tratamiento de Bocabarranco absorbe en la actualidad unos 4.500 metros cúbicos, pero lo que debería tratar son 6.500. Los 2.000 metros de 'remanente' acaban, sin remisión alguna, en una playa que es frecuentada a diario por grupos de pescadores, algunos de los cuales se atreven incluso a vender de forma ambulante sus capturas a pesar de las condiciones higiénicas del lugar.

Ayer fueron las instituciones las que se dedicaron a 'echarse' de forma indirecta la culpa del vertido. Desde el Cabildo se aseguró que el derrame procede de un colector que no llega a la depuradora, y desde Telde se sostuvo que si este colector no conecta con la planta es porque está incompleta -debería tener más medios y un emisario submarino- y se añadió que al menos la mitad de esos 2.000 metros los genera Valsequillo.