“Era una persona muy íntegra; era peculiar; excepcional; muy de izquierdas; y un ateo industrial”. Estos son algunos de los adjetivos que hacen amigos y periodistas de Javier Lavandera García, quien falleció a los 74 años el pasado viernes día 5 de febrero en Maspalomas, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, donde llevaba residiendo unos 30 años de su vida, que fue, como periodista, muy curtida y de altos vuelos.

Javier Lavandera nació en Mieres, en Asturias, y siendo bien joven se definió políticamente, afiliándose al Partido Comunista de España (PCE). Pronto fue detenido en varias ocasiones por parte de las fuerzas del orden de la Dictadura y, recibió palizas y torturas, como comentó en varias ocasiones, aunque muchas veces no dada detalles. Al parecer, esas agresiones físicas le provocaron a la larga problemas de salud.

A la mitad de la década de los años 60 decidió y tuvo la oportunidad de salir de España y se exilió en Bélgica, exactamente en Bruselas. En ese tiempo, teniendo veintitantos años, era el más joven de los miembros en el exilio del comité central del PCE. Lavandera García era uno de los pocos que tuteaba a Santiago Carrillo, secretario general del PCE.

Entonces, en Bélgica tuvo que buscar una manera de ganarse la vida. Primero, lo hizo actuando en bares, ya que sabía tocar la guitarra y cantaba. Logró cierta popularidad como cantautor en la capital belga. Durante su vida descubrió y pudo disfrutar de interpretar canciones latinoamericanas, en especial los boleros.

Tiempo después de trabajar en los bares le surgió la oportunidad de trabajar en Bruselas como periodista en la agencia de noticias Efe. Para algunos era una contradicción que un exiliado trabajase en una empresa estatal durante el régimen franquista.

El asturiano, que conoció jefes de Estado, vino a Gran Canaria a trabajar como jardinero

Fue su gran oportunidad de aprender sobre la política internacional. En la agencia de noticias trabajó unos 25 años. Estuvo como corresponsal de Efe en varios países durante conflictos bélicos, como en El Salvador, Nicaragua e Irán, estando este último en guerra con Irak. El periodista conoció al ayatollah iraní Ruhollah Jomeini. Durante su etapa laboral europea también entabló amistad con ex primer ministro portugués Mario Soares. También tuvo la ocasión de conocer al presidente cubano Fidel Castro.

Asimismo, estuvieron entre sus amistades Willem Werner Hubert, llamado Willy Claes, político belga que fue Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y miembro del Partido Socialista. Y también, el político austriaco Franz Fischler, que fue comisario de la Unión Europea (UE) de Agricultura, Pesca y Desarrollo Social.

Entre las numerosas anécdotas de trabajo que él ha contado, se encuentra la vivida durante el intento de golpe de Estado en las Cortes españolas perpetrado el 23 de febrero de 1981, el 23-F. Ese día se encontraba en la oficina de Efe en Bruselas y recibió la orden de no dar acceso a las noticias procedentes de España a los medios de comunicación internacionales. Sin embargo, Lavandera no lo hizo y dio acceso a las noticias que narraban qué sucedía en Madrid. De esa manera, consiguió que el país no quedase aislado de cara al resto de los países de mundo.

Otra anécdota fue que estaba como periodista en el palacio del rey belga Balduino. Se escondió en uno de sus despachos y supo que el monarca iba a renunciar temporalmente al trono, por sus convicciones religiosas, para no tener que firmar la primera ley que despenalizaba el aborto en el país en ciertos casos, y que mucha polémica había creado. Entonces, Javier Lavandera fue retenido en el palacio durante 24 horas para que no se filtrase la noticia.

En esa época, en la que se movía en Bruselas como pez en el agua, asesoró y orientó a los productores canarios de plátanos sobre cómo enfocar su peticiones de ayudas europeas. De esta manera, les hizo comprender a los productores la importancia de los argumentos, sobre todo los basados en el valor medioambiental y la responsabilidad social por ser miles de familiar que dependían de su cultivo, los cuales convencieron a la comisión europea y se siguen argumentando así.

A mediados de los años 90, optó por regresar a España y dar fin a su exilo. En cambio, tomó una decisión inesperada para muchos: cambiar su vida totalmente. Vino a residir a Gran Canaria, exactamente a Maspalomas. Se le ocurrió trabajar como jardinero en diferentes complejos hoteleros.

En torno a 1997, un alto cargo de El País quiso contactar con Javier Lavandera como fuera. Como no lo conseguía, acudió a una emisora local de Maspalomas, la cual emitió un mensaje en el que se pedía a Lavandera que conectase con ellos por un asunto importante. Finalmente, contactó con el periódico, con el que estuvo trabajando sobre informaciones internacionales.

En los últimos quince años de su vida ha estado colaborando con la emisora Radio Sol Maspalomas, especialmente con el periodista Diego Recio, y participaba en tertulias sobre política y turismo, en estas últimas aún lo hace su amigo Antonio Santana Miranda, de 94 años, que es un referente en este sector. Javier Lavandera era un forofo del fútbol y seguidor del San Fernando, de la Tercera División canaria.