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ANÁLISIS

El Viuda de Franco: fonda, mesón y cruce

Con la caída del restaurante en 2010, ya casi se terminaron los vestigios de la Maspalomas de antier | Carmen Afonso fue la pionera de la hostelería desde 1924

Antonio Franco. | | LP/DLP

Con el derribo del mesón Viuda de Franco, el día 25 de octubre del año 2010, pasó como cuando fallece una persona mayor –muy mayor-, y que está enferma –muy enferma. Ese día en el tanatorio la frase del día es la misma: «es una pena, pero p’á estar como estaba…»; esa es la sensación que nos dejó a todos: propios y ajenos o no, tras el periplo por el que pasó el restaurante-grill mesón Viuda de Franco durante los últimos años de su existencia.

Nos anima a hacer este artículo el hecho de que en estos días, en las inmediaciones del mismo espacio que ocupara el mesón Viuda de Franco, existe un incesante trasiego de obras, grúas y camiones, y un enorme socavón, que nos hace prever la magnitud del proyecto que se tiene en ciernes. En los carteles de obra figura que las obras se basan en un proyecto para establecimiento de restaurante de comida rápida y parquin, y que la promotora es Burger King Spain, S.L.

También está la población expectante ante las noticias de que coronando el nuevo edificio se elevará un tótem de 19 metros de altura que, de reunir unos mínimos estéticos, se convertiría en icono de San Fernando de Maspalomas; ‘hito arquitectónico’ que se hace más llevadero que aquella ‘torre/mirador’, que se presentara para el mismo espacio en marzo de 2011 (campaña preelectoral), y que amenazaba con tener 150 metros de altura sobre rasante, con restaurante en la cota de 140 metros, además de una antena de telecomunicaciones de 30 metros.

A todo esto, se dispara el cotilleo barajando datos (unos ciertos y otros no tanto), sobre de qué Franco era viuda la ’Viuda de Franco’, fechas, cruces de apellidos, topónimos o el número de hijos de Carmita Afonso. Y, a sabiendas de que quizá también cometamos algún fallo, pretendemos satisfacer curiosidades, poniendo cada cosa en su sitio.

El restaurante-grill mesón Viuda de Franco, inaugurado el 29 de mayo de 1973, era una secuela a lo grande de lo que en su día fue La Fonda, ubicada junto al actual edificio Los Molinos y que hubo de ser derribada por imperativos urbanísticos. Esta casona de arquitectura popular canaria, con aspecto de las casa de labranza de los medianeros del conde, inició su andadura como bar, restaurante y comedor en el año 1.924 y de ahí la distinción que se le otorga a Carmen Afonso Artiles, la Viuda de Franco y a sus hijos, como «verdaderos pioneros de la hostelería en todo el sur grancanario».

Pintura que recrea los primeros años del Viuda de Franco | | LP/DLP

Ya, como mesón Viuda de Franco, en sus nuevas y modernísimas instalaciones –para la época-, se convirtió en el referente de una zona que se expandía vertiginosamente, la de San Fernando y, que era el punto estratégico perfecto, el meeting point, que se dice ahora, para encuentros, concertar una cita, echarte un pisco, tomarte un café o, degustar desde primerísima hora de la mañana hasta la última de la noche de los manjares gastronómicos que salían de aquella cocina, vanguardia total a principio de la década de los 70, del siglo pasado. Además, al tener el comedor más amplio de toda Maspalomas, se convertía además en el único lugar dónde celebrar grandes comidas, como celebraciones de bodas, bautizos, comuniones y, por poner un ejemplo bastante gráfico, dónde se unían los cuatro equipos participantes en algunas ediciones del Torneo Internacional de Fútbol para su cena de confraternidad y, dónde también tenían cabida las siete agrupaciones folklóricas participantes en el Festival Regional de Folklore de Maspalomas.

Fuimos testigos del derribo del mesón Viuda de Franco, y, sólo resaltar una anécdota de aquella mañana del lunes 25 de octubre de 2010: que el desalojo por parte de las personas que lo okupaban fue del todo pacífica y ejemplar, aunque con ciertas lágrimas de alguno de ellos, pero no de cabreo o pataleo, sino de nostalgia, pues hacía dos años que pernoctaban allí.

Centrándonos en la parte humana de esta historia, hay que exaltar la figura de Carmita Afonso y la de sus doce hijos, de los que actualmente viven cuatro, y del trabajo y sacrificio que hubieron de afrontar para tirar -p’á lante- primero con La Fonda, y más tarde con el mesón Viuda de Franco, sin dejar de hacer mención ni olvidar al patriarca de la familia don Antonio Franco Artiles que enfermó y falleció bastante joven. «Franco, cómo llamaba Carmita a su marido-, tenía una personalidad fuerte y un enorme corazón, a él se le debe la unidad familiar que hizo que afrontáramos tantos improperios como los que habían en aquella Maspalomas de entonces».

Carmen Afonso Artiles nació en El Lomo de Maspalomas, su madre era panadera y a los 19 años, recién casada, ya le hacía café a los chóferes del coche de hora. En una de las habitaciones de su casa montó un mostrador y puso cigarros, una cafetera y poco más. Después vino lo de hacer una cocina grande y lo de servir comida a la gente. Sus hijos recuerdan aún los vales de comida utilizables sólo en casa de doña Carmen que traían los aparceros de Juliano Bonny; don Bruno Naranjo; Juan Mayor Martín; mr. Pilcher; o Alejandro del Castillo.

Carmita en persona era la que día tras día repartía el trabajo a primera hora entre sus hijos, uno por leña, otro por huevos, otro acarreaba el agua, otro iba al molino, otro por queso y el de más allá atendía los animales. La casa tenía tan sólo dos habitaciones, por la noche abrían las camas y, cuando clareaba el día las escondían y colocaban las mesas.

Esta abnegada mujer es la que da nombre al denominado Cruce de la Viuda de Franco, que conecta la avenida de la Unión Europea con la avenida de Tirajana, que nos quedará para la posteridad, pues fue acordado así en Comisión de Gobierno del 1 de febrero de 1989 y ratificado después en Pleno Corporativo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. De todas las maneras, nominando el cruce como ‘Cruce de la Viuda de Franco’, el Ayuntamiento no vino a hacer otra cosa que ratificar lo que ya el pueblo venía haciendo desde siempre.

Carmen Afonso Artiles, viuda de Franco. | | LP/DLP

En la placa que conmemora la nominación del cruce, ahora ya en deterioro total y completamente ilegible y que se descubre el mismo día en que Carmita Afonso cumplía 80 años, reza: «El Ilmo. Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, en homenaje a Carmen Afonso Artiles –Viuda de Franco-, Pionera de la Hostelería en Maspalomas desde el año 1924. Maspalomas, a 9 de febrero de 198». En este apartado hacer constar que con motivo de su 80 cumpleaños Carmita Afonso puso especial empeño en que en la celebración, no sólo estuvieran todos sus hijos, hermanos, nietos y demás familia, sino también todos los criollos del pueblo de Maspalomas.

Ahí está, deteriorado, ilegible y en triste abandono, el monolito que hizo de homenaje a la absoluta pionera de la industria de la hostelería en Maspalomas, al sacrificio, a la entrega y a la fe en sí mismos; a toda una vida de trabajo y dedicación a los suyos y a los demás, iniciando la labor restauradora en Maspalomas; a una matriarca abnegada que hizo lo indecible para sacar adelante a sus hijos: Antonio, María, Carmen, Rosa, Ceferino, Nanda, Ricardo, Natalio, Domingo, Estrella, Chana y Miguel Ángel.

De seguro que tanto los hijos que viven, como todos sus nietos y biznietos velarán para que los valores humanos heredados de Carmita Afonso se traspasen de generación en generación y para que aquellas anécdotas que circulan en torno a Carmita Afonso, no desaparezcan nunca.

Como que la Casa Franco o La Fonda fue, mucho antes de la llegada de la industria turística, el único punto dónde podían disfrutar de mesa y menú. Primero los labradores y aparceros y después camioneros y trabajadores de la construcción. Y, por supuesto, parada obligada de todos los grancanarios que acudían en familia a pasar una jornada en Maspalomas tras un largo y penoso traslado en coche y, que no sabía leer ni escribir, pero contando y separando judías, controlaba las deudas que mes a mes debía afrontar.

Contaba Carmita que cuando rodaron la película Tirma en el Faro, las hijas le llevaban comida a los artistas. La periodista Marisol Ayala llegó a confirmar que Silvana Pampanini degustó en la choza que le hacía de camerino, en las inmediaciones del Faro, las comidas de La Fonda.

Una de las anécdotas que más circula es que Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista se negó a ir a comer al restaurante porque se creía que la Viuda de Franco, era la de los collares…, la del Generalísimo.

Era muy común el que, una vez le ponían al cliente el primer plato y mientras éste se lo comía, alguna de sus hijas fuera a ver si los vecinos tenían algo para ponerle de segundo y, también, que si alguien pedía huevos fritos y no tenían, iban por el pueblo para ver si las gallinas de alguna vecina hubiera puesto.

Ahí quedan para la historia algunos de sus más insignes visitantes: Pilar Franco, hermana del Generalísimo; Julio Iglesias; Santiago Carrillo; Willy Brandt; o Adolfo Suárez, entre otros muchos, amén de infinidad de artistas y políticos de relieve local, nacional e internacional. Como decía Carmita: «mucha gente de la que sale en las revistas».

Un momento del derribo del emblemático mesón en el año 2010. | | LP/DLP

Que los platos de cuchara eran los de mayor aceptación, e irrepetibles y, que Carmita invitaba a los clientes a que entraran en la cocina para abrirles los calderos y explicarles en qué consistían.

Que, recién muerto el caudillo, Carmita Afonso fue a Madrid a operarse en la clínica de La Concepción. Un médico canario que la conocía la inscribió como Viuda de Franco y la prensa madrileña al día siguiente lo convirtió en noticia de primera página, añadiendo el nombre de Carmen Polo; la otra «Viuda de Franco».

Inolvidables platos de cuchara

Que si Chana se ganó la primera bicicleta «ajuntando» chapas del Royal Crow y que si Estrella, (en palabras de Carmita Afonso), con el comedor lleno, se las entendía ella sola...

Ahí quedan para la posteridad todas estas pequeñas historias que, reales unas y leyendas urbanas otras, ya forman parte de la historiografía del pueblo de Maspalomas y su zona turística Maspalomas Costa Canaria.

A nivel personal, decir que toda la comida de La Fonda y del mesón Viuda de Franco era excelente, pero se llevaba la palma con diferencia los platos de cuchara, inolvidables: los moros y cristianos, los potajes, el rancho canario, los pucheros, los caldos de papas y pescado…

Sólo añadir que con la caída del mesón Viuda de Franco en el año 2010, ya casi se terminaron los vestigios de la Maspalomas de antier. La piqueta o el tractor se hicieron cargo de derribar innumerables viviendas de bellísima arquitectura tradicional; la antigua iglesia de San Fernando; el bar de Lola en el Faro; el almacén de Berriel; el bar de Finito en Meloneras; La Rotonda; el Centro Helioterápico, o las múltiples viviendas de bellísima estética tradicional que salpicaban las fincas de Maspalomas.

Esperemos que se salven la Casa de Saturninita” en San Fernando y la Casa de la Maleza en el Veril que, junto con el Faro y la Casa de Señorita Candelaria –Casa Condal- y la ermita antigua de San Fernando, son los testimonios de un pasado lleno de vivencias y fructífero en labranza, pastoreo, pesca y aparcería.

Existen vestigios muy interesantes desperdigados por todo Maspalomas, que no enumeramos por ser de titularidad privada, y que no vendría mal que las instituciones fueran haciéndose con ellos, por el bien de la cultura, la tradición y la historia y, por poner aún más en valor los atractivos de la zona turística Maspalomas Costa Canaria.

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