Si estos días ve de repente en las carreteras de Gran Canaria una escena que parece sacada de hace cincuenta o sesenta años, no se sorprenda: una comitiva de treinta coches clásicos belgas ha desembarcado en el Puerto de Las Palmas.

Sus dueños son coleccionistas y se alojan en el Hotel Santa Catalina. Tienen el propósito de hacer excursiones por la isla en estos impresionantes vehículos cargados de historia, un recorrido que planean repetir en otras islas del Archipiélago.