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El grancanario Cristóbal Déniz, nombrado obispo auxiliar

El religioso era hasta ahora vicario general de la Diócesis de Canarias

Cristóbal Déniz saluda al Papa Francisco en presencia de José Mazuelos en la reciente visita de varios obispos españoles al Vaticano. LP/DLP

El valsequillense Cristóbal Déniz Hernández, hasta ahora vicario general de la Diócesis de Canarias ha sido nombrado Obispo auxiliar de la diócesis concedido por el Papa Francisco I, según anunció este miércoles el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos. Este nombramiento, a petición del obispo, refuerza la presencia de la misma en las islas y responde a la respuesta que necesita la iglesia para afrontar los retos actuales. Con 25 años de experiencia en el sacerdocio, Déniz se suma a los 18 obispos de origen canario, 12 de ellos ejerciendo en América Latina.

Déniz nació en Valsequillo el 15 de junio de 1969. Tras cursar la formación en el Seminario Diocesano de Canarias y obtener la licenciatura en Estudios Eclesiásticos en el entonces Centro Teológico de Las Palmas, afiliado a la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid), recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo Ramón Echarren Ystúriz el 22 de septiembre de 1996 en la Parroquia de Santa Clara, en el barrio de Zárate.

Cristóbal Déniz (izquierda) y José Mazuelos, hoy, durante la rueda de prensa en Las Palmas de Gran Canaria. C.B.

En 2006 obtuvo el doctorado en Teología Moral por la Academia Alfonsiana de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Desde 1998 ha sido profesor de Teología moral en el Centro Teológico de Las Palmas, después sede en Gran Canaria del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, del que fue su director entre 2013 y 2019.

Ha sido párroco en Santa Rita de Casia (Ojos de Garza), San Antonio Abad (Tamaraceite), Nuestra Señora de las Nieves (El Palmar –Teror), San José (Las Palmas de Gran Canaria), San Nicolás de Bari y San Francisco de Sales (Las Palmas de Gran Canaria). Desde 2019 es párroco del Santísimo Cristo Crucificado, en el barrio de Guanarteme.

Además, ha sido director del Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil y vicerrector del Seminario Diocesano. En 2014 fue nombrado por el obispo Francisco Cases Andreu Vicario Episcopal de Las Palmas de Gran Canaria, cargo que ocupó hasta que en 2021 el actual obispo, José Mazuelos Pérez, lo nombró Vicario General.

El primer obispo ordenado en la Diócesis de Canarias

El recién nombrado Obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias es miembro del Consejo Episcopal, el Colegio de Consultores, el Consejo Presbiteral, el Consejo Pastoral Diocesano y el Consejo de Asuntos Económicos. Además de canónigo de la Catedral de Canarias, monseñor Cristóbal Déniz Hernández será el segundo obispo nacido en la Diócesis que ejerce su ministerio en la misma y el segundo obispo auxiliar de esta Diócesis de Canarias. El único obispo canario que ejerció su episcopado en esta sede fue Manuel José Verdugo y Albiturría, nacido en Las Palmas de Gran Canaria y Obispo de Canarias de 1796 a 1818, quien fue ordenado obispo en Madrid en 1796. Precisamente en aquellos años últimos de su episcopado, en 1816, fue nombrado Obispo auxiliar de Canarias el canónigo premonstratense vallisoletano monseñor Vicente Román y Linares, comisionado para la creación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna y quien, tras la muerte de monseñor Verdugo y hasta 1826, gobernó pastoralmente la Diócesis durante el prolongado período de sede vacante.

Cristóbal Déniz Hernández será el primer obispo ordenado en la Catedral de la Diócesis Canariense.

Ayuda al obispo diocesano

El obispo auxiliar presta su ayuda al obispo diocesano a petición de este por motivos de necesidad pastoral de la Diócesis. Está sujeto a él y no tiene derecho de sucesión. Por ese motivo se define como "el principal colaborador del Obispo diocesano en el gobierno de la diócesis" (Congregación para los obispos, Apostolorum successores. Directorio para la vida y ministerio de los obispos, n. 70).

Su origen se remonta al siglo III en la figura de los corepíscopos que ejercían funciones episcopales en el ámbito rural bajo la autoridad del obispo de la ciudad, como ayuda a este y desaparecieron entre los siglos X y XI. En el siglo XV se constituyeron obispos auxiliares sufragáneos en las grandes diócesis como ayuda y con funciones de suplencia del obispo diocesano.

No obstante, no fue hasta el siglo XX, con el Concilio Vaticano II, cuando la figura del obispo auxiliar experimentó una revalorización positiva, como se recoge en su Decreto Christus Dominus sobre el oficio pastoral de los obispos en la Iglesia (números 25-26) y, posteriormente, en el Código de Derecho Canónico (cánones del 403 al 411). Como todo obispo está vinculado con una diócesis.

Los obispos auxiliares reciben el título de una diócesis ya extinguida y por eso se les denominan "Obispo titular de…", detalla la Diócesis de Canarias, a diferencia del Obispo diocesano que es "Obispo de…" la diócesis cuyo gobierno pastoral se le ha confiado.

Además, el Obispo auxiliar es sucesor de los apóstoles y forma parte del Colegio Episcopal, de la Iglesia Universal y es miembro de la Conferencia Episcopal. Actualmente en España hay 12 Obispos auxiliares en activo (4 en Madrid, 3 en Valencia, 2 en Barcelona, y 1 en Santiago de Compostela, Toledo y Valladolid) y 2 eméritos. Monseñor Cristóbal Déniz Hernández, es a sus 52 años el cuarto obispo en activo más joven en España.

Primeras declaraciones del Obispo auxiliar de Canarias, Cristóbal Déniz, tras su nombramiento

Estimado Señor Obispo, estimados amigos y amigas, y representantes de los medios de comunicación que hoy nos acompañan, muchas gracias por su presencia en este momento importante para la Diócesis de Canarias, para nuestro Obispo y también, en este caso, para mi persona. 

Don José Mazuelos, desde su llegada a la Diócesis, nos transmitió la idea de que a nuestra Iglesia local podría serle muy útil, que junto al Obispo diocesano, hubiera un obispo auxiliar. 

Era una idea que no habíamos pensado antes, y de pronto nos cogió por sorpresa. En los meses siguientes continuó compartiendo con nosotros el mismo deseo y, de alguna manera, fuimos pensando que tal vez, en algún momento, se diera esa situación. 

Personalmente siempre estuve muy tranquilo y relajado, ya que tenía ciertas dudas de que se concediera tal deseo, y pocas preocupaciones sobre la posibilidad de que un servidor fuera el propuesto para Obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias. 

Esta paz se alteró un poco, hace unos días, cuando recibí la llamada del Señor Nuncio Monseñor Bernadito Auza. La llamada era para comunicarme que el Santo Padre el Papa Francisco me había nombrado obispo auxiliar de esta Diócesis de Canarias. 

Mi primera impresión -que aún permanece en mi-, es la de sentirme sobrepasado por esta enorme responsabilidad pedida por el Señor y su Iglesia a través del Santo Padre. Si, sentimientos de temor y temblor del primer instante y que llega hasta hoy, pero a su vez una profunda confianza en el Señor que me da paz suficiente para aceptar este servicio eclesial con espíritu de aprendiz. Es decir, dejarme hacer por el Señor, su Iglesia, e incluso por las personas de buena voluntad que pueden sentirse lejos de la fe cristiana. La experiencia de ser sacerdote me ha proporcionado ese regalo. 

Quiero expresar, en primer lugar, un profundo agradecimiento al Santo Padre el Papa Francisco por la confianza depositada al pedirme este ministerio episcopal. Me siento totalmente identificado con su pasión por estimular, en esta etapa de la historia, la experiencia de la alegría del Evangelio en la comunidad cristiana y la cercanía incondicional a nuestra sociedad contemporánea, ofreciéndole el amor de Cristo en palabras y obras que se esfuerzan por ser auténticas y generosas. 

Su testimonio de honestidad, firmeza en la defensa y la promoción de las personas más vulnerables, la acogida y cercanía a toda persona, la defensa común del medio ambiente y la amistad social para contribuir a que el mundo progrese y llegue a ser una fraternidad conforman un programa estimulante para ser Iglesia en salida en esta sociedad cambiante, necesitada de buenas noticias. 

Igualmente agradezco la enorme confianza depositada en mi persona por Monseñor José Mazuelos Pérez obispo de esta Diócesis, al pedirme el servicio de Vicario General. Agradezco y agradecemos mucho su ímpetu pastoral, su visión optimista y esperanzada de lo que la Iglesia en Canarias puede y debe ofrecer a toda persona. Una visión pastoral renovada desde la Nueva Evangelización que nos propone el Papa Francisco, el modelo de las primeras comunidades cristianas y la promoción de las distintas vocaciones, carismas y ministerios. 

Quiero también tener una palabra de agradecimiento al Señor por la Iglesia Diocesana de Canarias, que como madre me engendró en la fe. El Señor se valió desde el primer instante de mi familia para crecer en un contexto de amor, que trataba de superar toda dificultad con el riego persistente de la fe, desde las pequeñas oraciones en casa, hasta los grupos de fe y la Eucaristía. 

En 25 años de sacerdote, el tiempo anterior del Seminario y de discernimiento, me ha hecho conocer en primera persona a una gran cantidad de hermanos en el ministerio presbiteral. Gracias por un hermoso testimonio de amor a la Iglesia y a nuestro pueblo. Hemos de sentirnos orgullosos, somos humanos y débiles también, pero a su vez, hay una gran historia a nuestras espaldas de dejarnos la piel por anunciar a Jesucristo y contribuir con todo el pueblo de Dios a que muchos canarios sean o hayan sido más felices

Quiero contribuir a ser cauce, junto a Don José el obispo diocesano, a seguir generando el mejor clima de comunión y de esperanza en el Presbiterio para seguir realizando un ministerio sacerdotal fecundo pese a las dificultades. 

La Iglesia en Canarias ha estado desde sus orígenes muy cercana y comprometida con la sociedad en cada periodo histórico, en especial con los más pobres. Y lo ha hecho sin demasiado ruido, pero con mucha eficacia. Poner en valor esa contribución histórica no es sólo hacer justicia, es también entregar un patrimonio de esfuerzo y generosidad, a mi modo de ver, útil para la actualidad. En efecto, se ha de seguir buscando alianzas y fomentando la cultura del cuidado y del compromiso por los otros, y generando las fuerzas espirituales que remen en esta dirección. 

Un saludo cordial y animoso a los agentes sociales y de seguridad, a los educadores, profesionales sanitarios y medios de comunicación. Un saludo afectuoso igualmente a aquellos que trabajan en la noble tarea de la política y del tercer sector buscando contribuir honestamente al bien común. 

La comunidad cristiana quiere seguir sumando esa labor, en un momento distinto en cuanto a percepción de la Iglesia en la sociedad, pero con un ofrecimiento semejante. Gracias a tantos hermanos y hermanas en la vida consagrada y en la vida laical, que son compañía y aliento de Dios, de los unos para con los otros, y hacen posible hermosos sueños en nuestro pueblo.

El Papa Francisco nos está invitando a caminar juntos en la Iglesia, a hacer una Iglesia más sinodal, y seguir haciendo esfuerzos en estar cerca de nuestro pueblo y de sus dolores. Que podamos contribuir a la comprensión de la sociedad como una familia que camina unida superando las adversidades y dejando atrás polarizaciones y enfrentamientos. 

Deseo, profundamente, que este servicio a la Iglesia solicitado por el Santo Padre el Papa Francisco de obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, contribuya a la comunión, participación y misión de la Iglesia en nuestra sociedad, que en la actualidad padece múltiples desafíos, pero también tiene grandes posibilidades.  

Encomiendo esta llamada al ministerio episcopal a Nuestra Señora la Virgen del Pino, que ella como Madre me guíe a lo que Dios quiera y a donde Él quiera.

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