La familia Del Castillo ha pedido a la Demarcación de Costas de Canarias la concesión para seguir con la explotación del kiosco de venta de bedidas en la playa de Las Burras para cuya explotación cuentan con una autorización temporal, mientras han desistido de instalar otro chiringuito en San Agustín, tras obtener un informe negativo del Gobierno canario. Los herederos del conde de la Vega Grande se han dirigido a este departamento del Ministerio para la Transición Ecológica por segunda vez para que entre tanto se resuelve la concesión administrativa que solicitaron el 31 de marzo de 2020 le otorguen una renovación de la actual autorización administrativa con una duración de un año para seguir con este negocio en la temporada 2022-2023. La diferencia entre la autorización y la concesión es que esta última se otorga por un periodo que puede ir de los 5 años , a los 15 o 20, y con un máximo de hasta 30 años, según la Ley de Costas.
Si bien el chiringuito está abierto desde agosto de 2020, también aprovechan los Del Castillo para plantear la sustitución las sombrillas de la terraza por una pérgola de madera, construida con toldos. Ya en su día pidieron colocar los toldos pero este departamento le informó que este cambio se tenía que someter a información pública porque podía restar visibilidad a los apartamentos cercanos, aunque el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana en un informe había planteado que por estética y seguridad hicieran este cambio. El kiosco dispone también de un baño desmontable que ocupa unos 20 metros cuadrados.
La familia condal gestiona también el negocio de las hamacas y sombrillas de esta playa desde hace más de veinte años ya que una sentencia les reconoce este derecho por ser los propietarios de la parcela de esta cala al igual que la de San Agustín, pero en ambos casos con lo que cuentan es con una autorización para llevar estos servicios de temporada.
Para tramitar la instalación del kiosco en Las Burras, el primer argumento que exponen es que los turistas no disponen de un servicio de venta de comidas y bebidas, en especial de estas últimas, aunque es cierto que hay un restaurante en la entrada de la playa. Casualmente en el caso de San Agustín la presencia de restaurantes cercanos sirvió justo al Ayuntamiento para sustentar que «no se ajustaba a la realidad» la solicitud de los peticionarios de instalar un establecimiento de bebidas en la playa ya que desde hace años hay locales que dedicados a esto a pie de la cala. También el Gobierno canario emitió un informe desfavorable por entender que afectaba al paisaje natural. Se presentaron en el periodo de exposición pública hasta 21 alegaciones en contra, y finalmente los Del Castillo optaron por desistir de este proyecto.
Ahora, en el caso de Las Burras exponen a Costas para que les autorice este permiso para continuar otro año hasta que se resuelva la concesión que «no han podido amortizar la inversión» debido a la crisis económica sobrevenida por la pandemia del covid-19 que ha supuesto el cierre de la actividad turística, y a la imposibilidad de iniciar este servicio en 2019 debido al retraso en la tramitación de la licencia de instalación del kiosco por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. En este sentido, exponen que ambas circunstancias han hecho que se reduzca a la mitad el periodo real en el que han podido explotar los servicios de hamacas y sombrillas y del kiosco de los cuatro años que figuran en la autorización.
Los servicios de las otras playas del municipio de San Bartolomé de Tirajana como Maspalomas, El Cochino, Playa del Inglés y Meloneras están en manos del propio Ayuntamiento.
