Entrevista | María Eugenia Palmás Urtaza Presidenta de la Asociación Adepsi

María Eugenia Palmás: «La perseverancia, las ideas claras y la lucha nos han hecho durar»

Una de las impulsoras de la Asociación Adepsi, que lleva 40 años luchando por la igualdad de condiciones en las personas con discapacidad, asegura que a la sociedad todavía le falta mucho por avanzar

María Eugenia Palmás Urtaza en la asociación Adepsi.

María Eugenia Palmás Urtaza en la asociación Adepsi. / Andrés Cruz

El Cabildo de Gran Canaria reconoce a La Asociación Adepsi, que lleva 40 años luchando por la igualdad de condiciones en las personas con discapacidad, haciendo que actividades cotidianas como relacionarse, ir a comprar o vivir en sus propias viviendas sea algo normal. María Eugenia, una de las impulsoras de esta iniciativa junto a varias familias asegura que a la sociedad todavía le falta mucho por avanzar. 

¿Cuáles fueron sus inicios?

Antes de 1982 veíamos que los chicos con discapacidades no tenían a dónde ir y que no salían de sus casas, sobre todo las chicas. Empezamos con ocho chicas en un apartamento intentando integrarlas social y laboralmente. Empezamos a crecer hasta que conseguimos construir este edificio. 

¿Cómo surge la iniciativa? 

Porque estábamos viendo que estábamos en un colegio de educación especial en donde los chicos salían y se quedaban en casa porque no tenían a dónde ir y perdían todos los conocimientos adquiridos. En ese entonces la sociedad no aceptaba a las personas con discapacidad porque se veían muy pocos.

¿Cuánto tiempo llevan? 

Llevamos 40 años y han sido años duros y de mucho trabajo en el que hemos demostrado que las personas con discapacidad pueden hacer cosas igual que cualquiera de nosotros. Al principio costó mucho entender a la sociedad, a los políticos y a los propios padres. 

¿Qué les costaba entender? 

Que esas personas podrían estar en la calle como nosotros, que podían acceder a un trabajo y a una formación. 

¿Están satisfechos de lo conseguido? 

 Mucho. Me he rodeado de familias muy buenas y profesionales increíbles, y eso es el éxito. 

¿Qué recursos tenían hace 40 años?

En aquel momento era un pequeño centro de día donde las personas iban a comprar porque queríamos hacerlas visibles a la sociedad, a un gimnasio y empezamos esa lucha poco a poco, demostrando y uniéndonos con personas que creían en nuestro proyecto, y demostrando a las entidades públicas que se podían hacer cosas. 

Tenemos que reinventarnos continuamente para poder atender las necesidades de todos

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¿Cómo eran los servicios que daban?

Era un centro ocupacional, se habilitaba para la vida diaria en comunidad y para que ellos fueran autónomos en su vida. A lo que tenemos ahora hay una diferencia abismal. Ahora tenemos centro ocupacional, centro de día, formación, inserción, programas de conducta y muchos programas mas. Pasamos de ser una asociación de seis personas a tener 100 profesionales y atender a muchas personas. 

¿Qué cree que es lo que les ha hecho durar tanto tiempo? 

Tener las ideas claras desde el principio, la perseverancia y la lucha, pero siendo tenaz en todo lo que hemos hecho. Visitando la península y vigilando lo que se está haciendo fuera para poder coger ideas. También el mirar siempre hacia adelante.

¿A cuántas personas atienden?

El año pasado a unas 893 a nivel general. Nosotros tenemos dos sedes, una en Gran Canaria y otra en Lanzarote, que estamos desde el 2017, donde desarrollamos un servicio especializado de conducta. En 2002 promovimos la creación de una fundación tutelar que es para aquellas personas con discapacidad que no tienen familia. 

¿Qué tipo de discapacidades atienden? 

Tenemos servicios específicos orientados a personas con discapacidad intelectual y después tenemos el área de formación y empleo, donde formamos y capacitamos a las personas con discapacidad para que consigan un empleo. Es una formación a la carta y siempre intentamos que la formación sea aprender haciendo. El año pasado consiguieron empleo 175 personas con discapacidad.

¿Qué sienten cuando ven que esas personas consiguen lo que se proponen? 

Un éxito. Cuando en el año 82 se reunió un grupo de familias enfrentándose a una situación hostil que vivían sus hijos en primera persona con discriminación, ese espíritu de rebeldía y de inconformismo es el que seguimos manteniendo a día de hoy, porque es nuestra esencia, la de intentar romper barreras. 

¿Qué les dicen esos padres y cuidadores?

Muchos están desesperados, otros buscando recursos. Pero esto es muy fácil. Tu te vas al sistema educativo y sabes las personas con discapacidad que van a salir a los 18 años. Si haces un estudio sabes qué puede optar a la formación dual, quién tiene que ir a un centro ocupacional o quién tiene que formarse en un trabajo y de ahí darles salida. El estancamiento está en que muchos no saben a dónde ir cuando salen de los centros educativos. Y las familias están atemorizadas. 

¿Qué tienen que hacer las familias que quieran unirse a Adepsi?

Todas las plazas vienen a través del cabildo, por lo que hay lista de espera y es muy larga. El problema es que han visto que no hay respuestas para estas personas.

¿Qué anécdotas podrían contarnos de estos 40 años? 

Muchísimas, desde la primera persona que encontró un trabajo, que para nosotros fue alucinante hasta una persona que pueda vivir sola sin nadie que lo tutele, o el simple hecho de que puedan estar en la sociedad. 

¿Cómo es el día a día de un trabajador social?

Depende del servicio. Nosotros tenemos apoyos en comunidad y el profesional acude a las casas para trabajar la autonomía o los objetivos que la persona se haya proyectado. Por ejemplo ir al supermercado a comprar solos, coger la guagua, que vayan a las tiendas a elegir su propia ropa. Es un entrenamiento in situ. Tenemos profesionales que trabajan en espacios concretos en la comunidad, profesionales que trabajan en sala con debilidades y competencias dependiendo de las necesidades de apoyo o competencias digitales entre otras. 

¿Qué propuestas a futuro tienen? 

Muchas. Una de ellos es crear viviendas colaborativas. Otra es ampliar el edificio porque este se nos hace pequeño. Ampliar los apoyos en la sociedad y en las casas en general o ampliar la formación académica para que estas personas puedan conseguir un trabajo. 

¿De qué están más satisfechos? 

De todo. De lo profesional, de las personas, de lo que ellos están consiguiendo, de la integración y de cómo nos está mirando la sociedad, que eso es un logro. 

¿Cómo reciben este premio? 

 Fue una grata sorpresa porque estábamos reunidas y me llamaron y dije que no quería cogerlo y llamaron a Natascha y ella sí lo cogió y era Antonio Morales. No sabíamos ni que habíamos sido propuestas. Salimos encantados y contentos porque recibir en un premio ene este trabajo es una gran cosa y hay que celebrarlo. Los chicos también se pudieron muy contentos. 

¿Qué mensaje mandarían a la sociedad?

Que se puede conseguir. Hay que hacer huecos a todo el mundo, tenemos que tener una sociedad más inclusiva porque todos cabemos y somos necesarios. 

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