La Aldea de San Nicolás

El museo vivo de Europa

La Fundación Proyecto Comunitario mantiene abiertas 17 salas que recuerdan la antigua vida de los isleños, desde la antigua escuelita hasta el taller de un lutier

Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

Andrés Cruz

Javier Bolaños

Javier Bolaños

Está considero como el museo vivo más importante de Europa. Y está en La Aldea. La Fundación Canaria Proyecto Comunitario ha logrado desde su creación hace más de 40 años poner en marcha 17 salas de divulgación, en las que se cuenta a viva voz por los propios protagonistas y rodeados de la escenografía original de antaño el día a día y siglos de la cultura popular de los isleños. El último espacio en ver la luz es el taller de un lutier.

Son museos y están vivos. ¿Por qué? Porque los propios protagonistas nos relatan su forma de vida y experiencia, la de un pueblo marcado por la doble insularidad. En ellos, personas de 60, 70 y hasta 90 años de edad narran las tradiciones que ellos vivieron y los recuerdos de profesiones desaparecidas y han quedado desfasadas con la modernidad, pero que ahora quedan para la posteridad gracias a la recopilación de testimonios orales y materiales de todo un pueblo.

Cuatro décadas

El Proyecto Comunitario de La Aldea surgió a principios de los años 80 de la mano de los profesores Lidia Sánchez y Pedro Suárez, en una experiencia «desde un centro educativo, utilizando como recursos, por un lado el campo como escuela y, por otro, a los mayores como los sabios de la tierra. Esta iniciativa propició que nuestros jóvenes se adentraran en el campo de la investigación; en un primer momento a través de sus familiares más directos, sus abuelos y padres, los cuales por medio de estos pequeños trabajos de investigación se acercaron a la escuela para transmitir de primera mano sus vivencias y es así como empezaron a verse valorados». Así se resume el arranque de esta iniciativa que tiene a casi todos los aldeanos implicados.

"Todo el pueblo está grabado"

Ancon Suárez

— Presidente del Proyecto Comunitario de La Aldea

«Todo el pueblo está grabado», remarca Suárez, que destaca los registros de músicas tradicionales que han ido desapareciendo. Y todo, de una forma altruista.

Pedro Suárez avanza como nuevo reto una obra con más de 200 voluntarios, contando siempre con los protagonistas. Ya antes recurrieron al cura, guardias civiles en una obra de leñadores furtivos y el alcalde con El Charco, para temas en los que eran parte de su historia.

Dentro de este gran plan sociocultural tienen un gran protagonismo los museos vivos, con la colaboración voluntaria de decenas de protagonistas.

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea / Andrés Cruz

El proyecto ha ido sumando salas poco a poco, sin contar con ningún inmueble propio, ya que todos ellos han sido cedidos por los propietarios, al igual que el contenido que en ellos se encuentra. Allí se cuentan vivencias y anécdotas, en un escenario con piezas originales de la época.

El listado incluye el museo del molino de gofio, donde los visitantes pueden interactuar con un molinero.

La Escuelita Carmita Afonso, junto a la iglesia, refleja la evolución de la educación durante el siglo pasado, sobre todo en la posguerra. Está dedicada a la maestra que llevó como una vela a muchos niños del pueblo. Reúne fotos de promociones de alumnos en la pared, los pupitres de madera unidos a las viejas mesas, libros de enseñanza, mapas mundi, el crucifijo, una pizarra grande y otras pequeñas para cada alumno, la ‘alcancía’ y hasta las reglas con la que se imponía el orden mediante el castigo. Entonces, según relata Ancor Suárez, el presidente de la Fundación, la metodología se dividía en caligrafía y trabajo de memoria. Dentro hay un hueco para los juguetes hechos a mano con pocos medios, como las latas de aceite, y la de carne para hacer tractores. «La imaginación agudizaba el ingenio».

El museo de interpretación del agua refleja su cultura, con los motores, la noria a tiro de sangre y el molino. En el espacio abierto se pueden observar las diferentes formas de extracción y reparto de agua. Las norias de madera locales las fabricó el carpintero Eulogio Romero. También hay un pozo con un aeromotor de la empresa norteamericana Chicago Aermotor. Un panel muestra también datos históricos y patrimoniales, el origen de sus tres grandes presas, canales y cantoneras.

La Herrería, situada junto al parque, expone herramientas de trabajo, con las que poder herrar a los animales y hacer otras faenas.

«Donde haya un violín, ¡buas!»

La gañanía recrea la vida del campo de finales del XIX e inicios el XX. Se compone de una vivienda con dependencias, con el pozo, su molino y el estanque, y un terreno de cultivo. El visitante puede descamisar la piña, aventar, hacer pan y ordeñar. Entre ellos hay camellos, burros, ovejas, cabras, cochinos y pavos reales.

La Música ocupa un gran protagonismo. Está dividida en pequeños salas especializadas e independientes que reflejan la evolución de la música en el siglo XX, desde las bandas, las orquestas, los ranchos de ánimas, a las parrandas y la llegada de la música electrónica. Entre los objetos destaca el piano que se usó en la Sociedad Recreativa y Cultural para los bailes. En una habitación están los instrumentos, gorras e indumentarias. Por otro lado, la parafernalia de los ranchos de ánimas y de pascua. Curiosamente, La Aldea cuenta con el único rancho con ambas funciones (ánimas y pascua), ligados a la cultura católica. La música de los grupos modernos y las parrandas de cuerdas, desde un laúd, bandurria, guitarra, timple, violín y acordeón, junto a fotos y objetos personales. «Donde haya un violín, ¡buas!», decía un viejito. Está luego la música moderna de los Grajos, en los 60.

El museo del carnaval tradicional es un amplio muestrario de trajes de carneros, con su gran cornamenta. Aunque parezca raro, no es exclusivo de La Aldea, ya que hay una muestra popular similar en el sur de Marruecos.

Zapatos con goma de coches

El museo de la zapatería lleva el nombre de Naso, que fue uno de los últimos que trabajó el oficio de forma tradicional. Se exponen zapatos hechos con tacos de hierro en las suelas llamadas comúnmente ‘zapatos herrados’, usados para el campo y los pastores. Este oficio se adquiría «por tradición familiar, vecindad o por alguna discapacidad física, sobre todo en los pies, que le impedía grandes esfuerzos». Como anécdota, en los años de la escasez, cuando se gastaba la suela del zapato de trabajo se recurría a las gomas de las ruedas de coches. Y se exponen dos viejas máquinas Singer.

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea / Andrés Cruz

La carpintería muestra utensilios, fotos, muebles y objetos trabajados a mano con madera de los montes locales. Sobresale el banco de carpintería antiguo, los cepillos manuales de variados tamaños y serruchos, entre ellos uno que requería las manos de dos personas por su peso y tamaño para cortar troncos. El carpintero era el encargado también de construir las cajas de muertos y las primeras torres de los molinos de viento. En la primera mitad del siglo pasado sobresalían nombres como la familia Reina de La Plaza, maestro Eulogio Romero, Tomás Rodríguez y la familia Díaz de Tasarte. «A los 14 años ya aprendíamos el oficio», según José ‘Pepito’ Matías, contando su propio recorrido laboral.

Desde La Isleta

La última sala en este mismo inmueble de la calle León y Castillo dedicado a la música y la madera en incorporarse a la red, ya que se inauguró el viernes 10 de mayo, fue el rincón del lutier Pantaleón Morales Macías. ‘Siso’ comenzó como aprendiz de carpintero de ribera en La Luz. A finales de los 50 se incorporó a la carpintería familiar, decantándose por lo artístico. Abrió su taller en la calle Roque Nublo, 57 en los años 60. Y se especializó en los instrumentos musicales como lutier. El material expuesto fue donado por su sobrina, María Nieves Morales. «Era inviable que pudiera desaparecer», señaló el Ancor Suárez a la familia.

El Centro

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea / Andrés Cruz

Alfarero, Museo de la loza de Adolfina Cubas, expone cerámica tradicional de Lugarejo, en Artenara, con un ‘guisadero’. También hay barro y arcilla, para su elaboración.

En la barbería se cortaba el pelo y afeitados, pero también se hacían curas y ponían inyecciones cuando no había personal sanitario. El museo alberga navajas, tijeras, productos de belleza masculina, adaptador para niños, fotos de los barberos del pueblo y dos sillas antiguas. «Solo se cortaba en público el pelo a los hombres, y a las mujeres a escondidas», apunta el presidente. También hacían amputaciones y aplicaban sanguijuelas. E iban a domicilio con su bicicleta, también allí presente, y el maletín.

Las lágrimas del ministro

El almacén de tomates, Museo del Empaquetado de tomates Los Velázquez, es un ecomuseo que resume la historia aldeana del siglo pasado. Aunque el tomate llega a la isla de la mano de los ingleses, en el pueblo fue por el alemán Ernesto Carlos Jaack, cónsul en Tenerife. Allí se puede ver a un grupo de mujeres jubiladas cantando las rimas de su trabajo. Y se narra la intrahistoria de la visita en 1927 del ministro Galo Ponte por el pleito por el agua, que se había prolongado tres siglos (1630-1927) contra los terratenientes y los medianeros perpetuos, que se cerró con un reparto de las tierras entre la población. Como anécdota, se cuenta que uno de los niños que asistió a su traslado en camello desde el muelle al pueblo asegura que «se le cayeron las lágrimas» de la emoción por la movilización del pueblo. El ministro también aprobó el reparto del agua proveniente de Tejeda entre cada dueño de una propiedad, por lo que ahora cada tierra va asociada al agua.

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea / Andrés Cruz

También se expone una báscula de pesaje, mesas, ceretos y cajas de tomates, etiquetas de diferentes marcas y empresas locales. Hay fotos de los primeros camiones y camellos acarreando la carga al muelle. Se muestran las primeras cajas de finales del siglo XIX, que iban en cuatro pequeñas cajas unidas por el conocido como al ‘atao’, y con tierra vegetal dentro para que no se estropeara el tomate. Primero eran de 40 kilos y luego se fue rebajando el peso. Allí ‘Mamina’ cuenta que empezó con 10 años, aunque otras lo hicieron hasta con 8. Y narra que en la época fuerte podían estar desde por la mañana hasta la madrugada, mientras canta con sus compañeras y envuelven en papel el tomate, en el sistema posterior al ‘atao’.

La tienda de aceite y vinagre, o la tienda de José Déniz, con la estantería y muchos objetos que se encontraban en las tiendas, desde zapatos (también el de fútbol de tacos de goma) y laterío. Y se complementa la red con la carnicería.

La medicina rural, Casa de don Juan Marrero, expone material, documentos y textos explicativos sobre la evolución de la medicina, con cola de zinc, la máquina de escribir, gasas y hasta una muleta de madera, junto a sus gafas y libros. Destaca el despacho de don Paco, el primer médico de residencia fija (1927-1970). Hasta los años 20 no había galenos en La Aldea. Y hasta los años 40 don Paco tuvo que elaborar todos sus medicamentos, porque no había botica. Fue un experto en extracciones dentales, partos y pediatría. Y cuando llegó se encontró con la mayor mortalidad infantil de España, y se propuso rebajarla.

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea

10-05-2024 ALDEA DE SAN NICOLÁS. Museos tradicionales del proyecto comunitario de La Aldea / Andrés Cruz

La comitiva puede allí escuchar la anécdota de la partera que le comunicó que una mujer embarazada daría a luz a las 11 de la mañana del día siguiente, ante la incredulidad del doctor. Solo se equivocó en una hora, ya que lo hizo a las 10. Y se habla de parteras como María Vega, Carmita Díaz y María Montesdeoca.

Las visitas a estos museos de La Aldea auspiciados por la Fundación son concertadas, pero suelen abrir los fines de semana. 

De Cuba a Canarias

Los museos están en inmuebles cedidos por vecinos. Proyecto Comunitario espera estrenar el año que viene la Casa de la Memoria, que será su sede, en uno de los inmuebles más antiguos del pueblo, con dos siglos. Tendrá una zona de usos múltiples, el aula de formación y acogerá el museo de la tienda. Contará con una cámara de seguridad para guardar la memoria de la población aldeana. La Fundación ha recibido la Insignia de Oro del Cucalambé (Cuba), el Roque Nublo de Plata, y el Premio de Canarias de Cultura Popular, entre otros reconocimientos. 

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