Medida hora antes (11.30 de la mañana) de comenzar la sesión que otorgaría el bastón de mando al nacionalista Pedro Sanginés, no cabía ya ni un alfiler en la zona dedicada al público en el salón de plenos del Cabildo. El vestíbulo de acceso a esa sala también estaba muy concurrido. Unas trescientas personas se acercaron hasta la nueva Casa Amarilla para presenciar el capítulo más reciente de la convulsa política insular.

Con una temperatura en la calle más propia de un día de verano que de otoño, el calor dentro del inmueble no era menor. No sólo por la aglomeración de ciudadanos, la mayoría afines a los cinco partidos políticos (CC, PIL, PP, PNL-NC y PSC), sino también por el contenido y tono de las intervenciones del nuevo mandatario, la ex presidenta, Manuela Armas, y el portavoz socialista, Carlos Espino, que lideró el plante de su formación al discurso de San Ginés.

El público empezó abroncando a algunos cámaras de televisión por obstaculizarles la vista del plenario. La consejera del PIL María José Docal, que compuso la mesa de edad junto al socialista Rubén Placeres, llamó la atención a los presentes por abuchear o aplaudir a los consejeros.

Sanginés acabó proclamándose "el nuevo cantinero del chiringuito" en el que sus adversarios, el PSC, "han convertido la defensa del territorio" en la Isla. Tiene 18 meses por delante para demostrarlo.