El secretario general del PSC-PSOE de Lanzarote, Carlos Espino, presentaba ayer su dimisión irrevocable como máximo responsable de la dirección socialista en la isla ante las críticas que destacados miembros de su partido han vertido en los últimos días a su gestión. Espino aseguró que daba un paso a un lado "para evitar una guerra mezquina" dentro del PSOE lanzaroteño.

La decisión de Espino obliga también a la disolución de la Ejecutiva Insular del PSOE y a la elección por parte del Ejecutiva regional socialista de una gestora que lleve las riendas del partido en Lanzarote hasta la celebración del próximo congreso que tendrá lugar en mayo o junio de 2012.

Espino insistió en que no iba a librar "ningún tipo de guerra mediática" en alusión a algunos de sus compañeros como el portavoz socialista en el Cabildo de Lanzarote, Joaquín Caraballo, que había reconocido públicamente que el secretario insular estaba perdiendo apoyos dentro del partido. "Se está hablando de déficit democráticos en el PSOE pero lo cierto es que no se han convocado asambleas para tratar estos asuntos dentro de los órganos del partido", señaló.

El exsecretario general acusó a sus opositores de tener una actitud "reprobable, irrespetuosa y tramposa" a sabiendas de que no iba a entrar a replicar sus acusaciones en los medios de comunicación. Espino argumentó que su mantenimiento en el cargo ha estado siempre sometido a la crítica y al debate, "pero las decisiones internas de mi partido pertenecen al ámbito de la militancia y de sus órganos".

"No tengo intención de librar una guerra mezquina y sin sentido, que pueda dañar al PSOE en momento muy delicado de su trayectoria y de su imagen pública, y por tanto he decidido dimitir", añadió.