El anestesiólogo Bernardino Güemes Artiles y el radiólogo Vicente Rodríguez Zarallo iniciaron ayer una nueva etapa en sus vidas después de que el pasado mes de diciembre el Servicio Canario de la Salud les revocara, junto a otros cuatro especialistas del Hospital Doctor José Molina Orosa (Julio Santiago, Amine Samir, José Henríquez y Ramón Carda) y del centro de salud de Valterra (Tomás Toledo) la autorización que les había concedido para retrasar su edad de jubilación hasta los setenta años.

Desde este lunes Güemes, jefe del Servicio de Anestesia y Reanimación, y Rodríguez Zarallo, jefe de Sección de Radiodiagnóstico, como sus compañeros, dejaron de pertenecer al Servicio Canario de la Salud y se incorporaron al colectivo de jubilados, a pesar de que tienen "ganas de seguir trabajando".

Con cerca de 43 años de actividad laboral, 32 de ellos en Lanzarote, Rodríguez Zarallo afirmó que se encuentra "raro" tras este parón. Se trasladó a Lanzarote en comisión de servicios desde el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. "Un amigo me dijo que aquí se ganaba más dinero y decidí venir con mi familia", recordó. Se incorporó a lo que se conocía como Casa del Mar, donde hacía falta un radiólogo, en lo que hoy es el centro de salud de Valterra. "Las dotaciones eran ínfimas y hubo mucho retraso en construir el nuevo hospital [el actual, situado en Argana Alta] porque los políticos [en aquella época el Ministerio de Sanidad estaba gobernado por el PSOE] no se ponían de acuerdo y no se movieron mucho para hacerlo".

En opinión de Rodríguez Zarallo, que tiene 65 años, "el hospital se debió hacer en otro sitio donde el Cabildo tenía terrenos, como en Tahíche, y no en una zona industrial, como está ahora, con problemas en los accesos y en la trasera de la ITV". Añadió que la ampliación de las instalaciones fue "excesiva" para el nivel asistencial que hay, aunque ha disminuido porque "mucha población inmigrante se ha marchado".

Güemes, con más de 35 años de experiencia tras sacar una oposición en Madrid, 33 de ellos en Lanzarote, era director del hospital cuando este edificio se inauguró el 14 de abril de 1989. Como su colega, cree que "el hospital se sobredimensionó para la población que existe en la actualidad".

Tanto Radiología como Anestesia son servicios centrales en la sanidad pública insular que atienden peticiones del resto de especialidades. En el primer caso, el servicio de Radiología, que para Rodríguez Zarallo tiene "un nivel medio bueno", dispone de Radiología General, Ecografía, Mamografía, Escáner ("un poco desfasado") y Radiología Intervencionista. Cuenta con ocho especialistas tras la marcha de su jefe de Sección.

Anestesia queda con once anestesiólogos, uno menos, y de ese servicio dependen nueve quirófanos, aunque hay cinco en funcionamiento. Además, uno de ellos opera también los miércoles por la tarde cuando se programan intervenciones. Fuentes del Área de Salud de Lanzarote indicaron que las jubilaciones de los siete especialistas serán cubiertas con nuevas contrataciones.

Improvisación

La ampliación de anestesiólogos ha sido fundamental para disponer de epidural las 24 horas del día, una prestación que hasta hace unos años no se ofrecía. "Sanidad no tiene en cuenta la opinión de los especialistas; la Consejería en Lanzarote no se caracteriza por venir a dialogar con nosotros e informarnos y falta coordinación, priman más los motivos económicos, cuando en realidad se deberían optimizar los recursos para que la sanidad funcione mejor", aseguró Rodríguez Zarallo, quien añadió que "progresamos gracias al esfuerzo que hacemos los profesionales para superar la improvisación continua que hay en Sanidad y de lo que nos hemos desarrollado profesionalmente.

"La recompensa humana que da la medicina y la vocación por este trabajo no la tienen otras profesiones", señaló Güemes, a punto de cumplir 68 años. Tanto Rodríguez Zarallo como Güemes, firmes defensores de la sanidad pública, piensan acudir a la justicia para denunciar lo que consideran una resolución "injusta" por parte de Sanidad al impedirles continuar en su trabajo y "obligarnos a colgar la bata de forma brusca". Ahora, lo que pretenden, horas después de dejar el hospital, es adaptarse a su nueva situación y "vivir".

Las despedidas de sus compañeros han sido "muy emotivas por todo el cariño que nos han mostrado nuestros equipos a lo largo de estos años", subrayó Güemes.