Arrecife ya está de fiesta. El timplista y folclorista lanzaroteño Benito Cabrera inauguró anoche los festejos patronales de la capital en honor a San Ginés con el pregón que ofreció en el salón de plenos del Ayuntamiento.

Cabrera brindó "un paseo" por la historia y vivencias de la ciudad a través de la memoria colectiva, se reencontró con sus recuerdos de los 'sangineles', que se celebran de forma oficial desde la fundación de la parroquia, en 1978, e invitó a los presentes a "no olvidar los componentes efectivos y emotivos que conforman la personalidad de un pueblo". Aunque nació en Caracas (Venezuela) el músico se estableció con su familia en el barrio de La Vega cuando tenía tres años.

El pregonero recordó que las memorias del capitán Mirón recogen que "desde 1716 se empezó a celebrar el día de San Ginés [25 de agosto] una pintoresca ceremonia denominada Los desposorios del mar, que consistía en lanzar una guirnalda de flores desde una barca, mientras se recitaban unos versos en latín". A continuación, añadió el folclorista, "tenía lugar la Danza de los Renegados, en cuya ejecución se daban unos golpes en el suelo con grandes vejigas de pejes. Una imagen que, sin duda, nos trae ecos muy antiguos sobre la actual tradición de Los Buches".

Por otro lado, planteó ser "menos espectadores y más actores de la propia actividad festiva" y unas fiestas "con menos espectáculos y más participación". De esa manera entiende Cabrera, "podríamos entenderla y vivirla de un modo más profundo y positivo".

Para lograr el encuentro con Arrecife, Cabrera aboga por sentir que "la nuestra es una ciudad amable. Es decir, que se puede y que se debe amar", una tarea "nada difícil" en su opinión porque "son muchos los regalos que nos ofrece Arrecife". Desde la luz que inunda sus calles, que "salpica la ondulada mansedumbre de El Reducto" hasta la misma que "inunda el amanecer en El Reducto y que trae evocaciones de un fuego que, robado a algún ocaso, pintó de negro y rojo el resto de la Isla". Pero Arrecife regala todavía más señas de identidad.

El camino viejo del Puente de las Bolas hasta el Castillo de San Gabriel, las evocaciones de las viejas salinas, los barcos aún presentes en nuestro litoral o "el esfuerzo constante de los que habitaron Arrecife y los que lo pueblan hoy hayan nacido o no en el municipio".

Entre sus vivencias compartió su estancia en los Grupos Escolares, donde aprendió a perderse "entre aventuras literarias de la mano de doña Remedios, mi profesora de Lengua", o sus pasos iniciales en la cuerdas con su primer profesor de guitarra, Baldomero Cancio. Cabrera, que ha editado 12 discos en solitario, ha sido el primer timplista en introducir el timple en el ámbito sinfónico y es autor de varios trabajos de divulgación etnográfica y métodos para la enseñanza del timple. El amor por la música que le brindó Cancio, luego se encargaron de alimentarlo Domingo y Florián Corujo, tal y como señaló en su pregón.

Los polos del carrito de Acuña, el pequeño puesto ambulante de chucherías de Contreras, el policía local y actor en una veintena de películas Heraclio Niz, 'Pollo de Arrecife', y el barbero y peluquero Antonio Corujo son algunos de los personajes de Arrecife de la galería que mostró Cabrera en su intervención. De su época juvenil también trajo a colación "las audaces ventoleras de modernidad" de César Manrique en El Almacén y los audiovisuales de Ildefonso Aguilar en la Sociedad Democracia.

Sin embargo, para Cabrera, ni la vida ni la fiestas son un paseo por la nostalgia. Son mucho más, marcan la identidad de ser de un tiempo y un lugar.