El acercamiento este mediodía hasta la playa de Las Coloradas o de Afe, en Playa Blanca (Yaiza), de una manada de entre 12 y 20 calderones tropicales sorprendió a los turistas y bañistas locales que se encontraban en ese momento disfrutando de una jornada de sol y baño. Afortunadamente, explicó el presidente de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (Secac), Vidal Martín, "el comportamiento ejemplar de los usuarios de la playa que formaron una cadena humana evitó que los cetáceos quedaran encallados".

Entre los animales se encontraban varias crías. El grupo se alejó de la costa en dirección a las playas de Papagayo, indicó Martín, por lo que se dio aviso a los veraneantes de las distintas calas, así como a las embarcaciones fondeadas, al chiringuito y al camping para alertarlos de la presencia de los cetáceos así como a los núcleos de población de Playa Blanca y "nos avisen si ven algo", dijo el experto. Martín aseguró que, de momento, se desconocen las causas de este hecho, que "no es normal que se produzca". Añadió que "son animales que normalmente forman grupos estables y cuando hay alguno que está enfermo lo ayudan, de ahí que pudieran estar juntos".

Lo ocurrido se produjo en torno a las 12.15 horas de este jueves a unos 200 metros del Museo Atlántico de Lanzarote. De hecho, Salvador Roberto ('Leroy'), trabajador de ese centro turístico submarino del Cabildo de Lanzarote, que se encontraba en ese momento a bordo de la embarcación 'Foca Monje', desde la que se controla la entrada de los submarinistas, se percató de la cercanía de los calderones y dio aviso a la zodiac del centro de buceo Cala Blanca para que avisara por radio a los barcos con turistas que estaban cerca con el fin de informarles de que había una manada de cetáceos por la zona e instarles a reducir la intensidad de sus motores.

La embarcación de Cala Blanca recogió a 'Leroy' para trasladarlo hasta la playa de Las Coloradas. "Vi a mucha gente que estaba grabando vídeos y no ayudaban y, por eso, pedí que me vinieran a recoger para echar una mano. Nadé unos treinta metros hasta la orilla". Al llegar, continuó relatando 'Leroy', "habían unos 15 o 20 varados, tres de ellos crías. Con varias personas, sobre todo extranjeros, aunque también habían varios españoles, estuvimos tirando de ellos para devolverlos al agua y acompañamos hacia afuera. Nos quedamos muy contentos por haber salvado a los calderones", comentó satisfecho 'Leroy'.

Kiko Jiménez, instructor de buceo de Cala Blanca, se encontraba en el museo a la espera de que sus últimos clientes salieran a la superficie y vio pasar a los mamíferos en dirección a la playa. "Una vez que vararon ayudamos a sacarlos y los guiamos hacia afuera". Es la primera vez que es testigo de una situación de este tipo. "Ha sido una pasada y es de las cosas más bonitas que he visto. Aunque ha sido un trabajo duro, ha sido a la vez muy gratificante. Suerte que la gente se puso a ayudar porque, de lo contrario, hubiera sido imposible salvarlos", comentó el buceador.

En las labores colaboraron también buceadores de Manta Diving y Daivoon Diving Centre, además del centro de buceo de Marina Rubicón que actuaron desde la orilla. Entre los instructores de Marina Rubicón estaba Natasha Maksymenko. Explicó que "al principio la gente tenía miedo de entrar al agua para ayudar, pero luego gritamos que tenían que meterse y al ver que estábamos en el agua se animaron después y salvamos a todos los calderones".