Los lanzaroteños no se olvidan de Las Nieves, a pesar de que es una festividad venida a menos en la Isla, y rindieron ayer tributo a la Virgen elegida oficialmente en 1725 por el Cabildo de Lanzarote "patrona y abogada medianera entre los hombres y Dios María Santísima".

"Sin querer entrar en polémica", dejó claro el arcipreste de Lanzarote y cura de San Ginés, Miguel Hernández, durante la misa sobre "si el patrón de la Isla es San Marcial, Las Nieves o la Virgen de Los Dolores [patrona popular]", subrayó que "lo que nadie le quitará es que Las Nieves es la Virgen más alta de la Isla".

El santuario está situado en lo alto del Risco de Famara, el relieve con más altitud de la Isla, que tiene en las cercanas Peñas del Chache (670 metros) la cumbre insular. La procesión alrededor de la ermita dejó este lunes unas inmejorables vistas de los imponentes acantilados y el Archipiélago Chinijo, un paisaje que a diferencia de otros años en los que la neblina dificultaba la visión, en esta ocasión la vista se esparcía más allá de La Montaña, como se conoce a la zona en la que está situada la pequeña iglesia, cuya construcción data de 1966, recordó el cura. La primera ermita se levantó en la década de los años veinte del siglo XV, pero los piratas la arrasaron y tras sucesivas edificaciones se llegó a la actual.

Nuestra Señora de Las Nieves, cuyo origen de esa advocación mariana surgió en el año 358 de la era cristiana en Roma, aseguró Hernández, era referente para los lanzaroteños en tiempos de penurias, como plagas y sequías, y a ella trasladaban sus rogativas.

Aún se conserva el aljibe que años atrás daba de beber a los peregrinos y que hoy sirve como lugar de descanso de la caminata o para esperar la salida de la imagen. El cordobés Manuel Rodríguez, vecino de Tinajo, acude a Las Nieves todos los 5 de agosto desde hace dos décadas. "Es una peregrinación que me gusta porque no hay mucha gente. Cuandio llego a la ermita siento una liberación muy buena", aseguró satisfecho. Suele hacer el camino desde Teguise, pueblo del que partieron también los ocho burros que este año llevó Leandro de León a Las Nieves. Como aperitivo antes del regreso, indicó, "les damos zanahorias".

Con 'Bronco' y 'Simba'

Los jóvenes y amigos Jerónimo Berriel, Juan Fernández y Ángel Ortiz subieron a La Montaña desde Guatiza acompañados con el labrador Simba y el pastor alemán Bronco. "Venimos por tradición y porque nos gusta", afirmaron a la sombrita.

Adquirir piñas de manises, nueces o de almendras y almendras garrapiñadas antes de abandonar La Montaña en el puesto de confitería artesanal de la empresa Almaco es una tradición de hace más de cuatro décadas. Sin embargo, los que acudieron a Las Nieves este año se quedaron con las ganas. "Por problemas familiares no han podido venir", aseguró Juan Ramón Olivero, de la heladería artesanal La Nueva Polar, otro de los clásicos en La Montaña.