María, la sevillana de 38 años, embarazada, con problemas mentales y toxicómana que se encontraba malviviendo en las calles de Arrecife, daba a luz a un niño en la madrugada del pasado lunes después de que los empleados de una gasolinera la trasladaran a un centro de salud al oír los dolores de la chica. La abuela, que reside en Sevilla, confirmaba ayer que el bebé se encuentra bien mientras que su hija está ingresada en la unidad de Psiquiatría del hospital Dr. José Molina Orosa de Arrecife.

"Gracias a Dios el niño y mi hija están bien", aseguraba ayer por teléfono a pesar de su malestar por la negativa de los servicios de salud de facilitarles más información aludiendo a la protección de datos de la paciente que es mayor de edad. "Solo me han dicho que mi hija está estable pero hubiese preferido tener más datos porque saben que vivo en Sevilla y las condiciones de salud en la que está mi hija", recalca.

María que debido a sus problemas mentales ha causado varios altercados de orden público en Arrecife, dormía en un edificio abandonado detrás de una gasolinera del barrio de Valterra que abre las 24 horas. "Los empleados alertados por los gritos la llevaron al centro de salud de Valterra (que está situado a unos 500 metros de la gasolinera) donde pudo dar a la luz", destaca la madre que fue a avisada por un amigo a través de wasap a las seis de la madrugada.

La madre de María había pedido en los últimos meses que ingresaran a su hija en un psiquiátrico para que se recuperara y evitar que perdiera el niño. "Ahora espero que la dejen en tratamiento varios meses hasta que se recupere", insiste. En cuanto al niño, es muy probable que pase al servicio de acogimiento familiar. "Por mi edad y mis problemas visuales no puedo hacerme cargo del pequeño", afirma.

María llegó a Lanzarote hace unos seis años tras ser detenida cuando huía con su pareja de Fuerteventura tras cometer un robo. Según su madre, su hija sufre un trastorno límite de personalidad que la convierte en una mujer agresiva si no toma su medicación, siendo además adicta al crack y a la heroína. Hasta el pasado sábado era frecuente verla pasear fundamentalmente por la Calle Real de Arrecife.

"He ido a todos los fumaderos de droga de Arrecife para sacarla de allí", recordaba su madre que llegó a contratar a un abogado para incapacitar legalmente a su hija, pero sin éxito, para poder internarla en el psiquiátrico. Ahora espera poder viajar a Lanzarote para ver a su hija y a su nieto.