"El cementerio se nos queda pequeño". La concejala del Área de Cementerios del Ayuntamiento de Arrecife, Saro González Perdomo, destaca las dificultades que está teniendo el municipio para ampliar el camposanto de San Román. La ubicación del cementerio en suelo rústico de valor natural ecológico por ser paso de jable obliga a la modificación de la categoría de esta parcela antes de poder ejecutar cualquier ampliación del recinto.

La falta de suelo ha llevado al Ayuntamiento a empezar a plantearse la posibilidad de buscar otros terrenos para un nuevo cementerio. "Vamos a reunirnos y a plantear todas las opciones", recalca González, que ya ha mantenido distintas reuniones tanto con los técnicos del Cabildo como del Gobierno de Canarias para ver las opciones de cambiar la actual normativa urbanística.

La primera medida que ha impulsado el Ayuntamiento es la construcción de un nuevo módulo en el poco espacio que resta del cementerio con 128 nichos, con una altura de cuatro plantas. Aunque hay zonas de hasta cinco alturas, el Consistorio apuesta por un máximo de cuatro para facilitar a los vecinos los cuidados de las lápidas de sus seres queridos.

El cementerio cuenta con una parcela de terreno que no puede ser utilizada por estar afectada por la categoría de suelo rústico de paso de jable. Para modificar su categoría hay dos opciones. Una es la aprobación del nuevo Plan Insular que tendría, además, que adaptarse a la Ley del Suelo de Canarias y que podría retrasarse al menos un par de años. La segunda opción, que podría ser la más rápida, sería la de modificar el actual documento del Plan Insular, aunque para ello se necesitaría que el Gobierno de Canarias elaborara un informe de declaración ambiental.

El Ayuntamiento también baraja eliminar una zona de tumbas a pie de suelo que aún no se han vendido para levantar más nichos en altura. Asimismo, la falta de suelo impide que en el cementerio de Arrecife exista alguna parcela destinada para los enterramientos que sigan el rito funerario musulmán, es decir, sepultados envueltos con un sudario y en contacto directo con la tierra y sin ataúd.