Crisis del coronavirus

La alcaldesa de Arrecife pide al Gobierno de Canarias que la isla baje al nivel de alerta 1

Astrid Pérez asegura que la decisión del Consejo de Gobierno de mantener a Lanzarote y La Graciosa en el nivel 2 "no parece responder a criterios sanitarios objetivos" | Advierte de las pérdidas en los sectores de la restauración y ocio nocturno

Astrid Pérez, alcaldesa de Arrecife.

Astrid Pérez, alcaldesa de Arrecife. / LP/DLP

La Provincia

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La alcaldesa de Arrecife y diputada regional por el PP, Astrid Pérez, solicita al Gobierno de Canarias que Lanzarote y La Graciosa bajen del nivel 2 al 1 de alerta epidemiológica por coronavirus "al ir consolidándose la tendencia positiva de ambas islas en relación a los datos de incidencia de la pandemia durante las últimas semanas"

Para la máxima responsable municipal, la decisión adoptada por el Consejo de Gobierno "no parece responder a criterios sanitarios objetivos, máxime si vemos que hay otros territorios insulares que llevan varias semanas en fase 1 con cifras muy similares y hasta en ocasiones incluso mayores a las de Lanzarote”.

“Por un principio de prudencia, hemos esperado pacientemente a ver la evolución del acumulado esta semana pero es obvio que no hay motivos razonados que justifiquen el que a día de hoy sigamos estancados en este nivel”, señala la alcaldesa de Arrecife.

Pérez incide en los perjuicios económicos que esta decisión acarrea “entre el pequeño y mediano empresario local, sobre todo de los sectores de la restauración y del ocio nocturno, que han aguantado como han podido todo este tiempo, acumulando pérdidas y más pérdidas hasta llegar a una situación realmente insostenible”.

La alcaldesa admite que el acuerdo del Consejo de Gobierno de mantener a Lanzarote y La Graciosa una semana más en el nivel 2 "ha caído como un jarro de agua fría en las buenas expectativas que se preveían para Lanzarote desde el punto de vista de la recuperación económica en esta época estival. “Sin duda es un golpe muy duro para la ciudad de Arrecife y, a falta de argumentos epidemiológicos, resulta totalmente injustificado”, concluye Pérez.